Doce Notas

Entrañable reposición de Le nozze mozartiana

opinion  Entrañable reposición de Le nozze mozartiana

Le nozze di Figaro © A. Bofill

Ambientado en la estética vintage de las primeras décadas del pasado siglo, Leo Castaldi, como responsable de esta reposición escénica, logra sacar un buen partido del equipo de intérpretes.  El movimiento escénico es siempre fluido y responde con buenas soluciones narrativas a las exigencias del trepidante libreto concebido por Lorenzo Da Ponte.

El pasado 20 de noviembre, encabezando el reparto de voces masculinas pudimos disfrutar del rotundo Fígaro de Kyle Ketelsen, espléndido tanto en su cometido escénico como vocal. El conde de Gyula Orendt, aunque correcto, estuvo lejos de sacar punta al maquiavélico personaje mozartiano, mientras que, por el contrario, José Manuel Zapata supo exprimir al máximo el rol de Basilio, ofreciéndonos una simpática y divertida recreación (aunque, lamentablemente, privada de su aria). El Bartolo de Valeriano Lanchas cumplió su cometido con eficacia, aunque sin brillo especial en su aria de “la vendetta”. Simpáticos y resolutivos estuvieron el Don Curzio de Vicenç Esteve Madrid y el episódico Antonio de Roberto Accurso.

En los roles femeninos brilló con luz propia la exquisita condesa de Anett Fritsch, sin lugar a dudas, una de las recreaciones musicales más memorables de la velada. A su vez, las catalanas Elena Copons (Susanna) y Gemma Coma-Alabert hicieron las delicias del público con sus impecables y entrañables interpretaciones, dando buen testimonio de la excelente cantera de voces que atesora el Principado catalán, no siempre tan bien representadas en los escenarios locales como deberían. Completaron el reparto, la notable Marcellina de Maria Riccarda Wesseling (privada también de su aria) y la exquisita Barbarina de Rocío Martínez.

La orquesta de la casa, bajo la batuta de su director titular, rindió a un notable nivel. Josep Pons supo exprimir un óptimo sonido de los efectivos instrumentales, destacando algunas de las sutilezas de la rica partitura mozartiana, aunque acusó, puntualmente, algunos tempi un tanto precipitados y leves desajustes en los concertantes del cuarto acto. El coro de la casa, como de costumbre, magnífico.

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