Doce Notas

Iniciación al piano, con James Rhodes

libros  Iniciación al piano, con James RhodesJames Rhodes, que ya dio rendida cuenta de su opinión sobre la industria musical y explicó su viaje hasta lograr ser un popular pianista (que llena las salas cada vez que viene a España) en Instrumental, se lanza en Toca al piano, a explicar, con un lenguaje coloquial, cuáles son los pasos a dar, para disfrutar de la práctica musical sin morir en el intento.

Rhodes se sincera al principio del libro «con este libro no vas a conseguir tocar conciertos de Rachmaninov, ni sonatas de Chopin. Si después de esto quieres seguir avanzando hasta el siguiente nivel, tendrás que buscarte un profesor y empezar a estudiar de forma algo más profunda». Lógico.

Por eso, Rhodes comienza por explicar, como si se tratara de un paso a paso, o «tocar el piano para dummies», cuáles son los conocimientos básicos que se han de tener para empezar a perder el miedo al teclado, y que sus lectores se den cuenta, que no es tan complicado (al principio, eso sí).

Llegado a este punto, si se tienen conocimientos de lenguaje musical, el lector puede pasarlos por alto, o dedicarles unos minutos a refrescar la memoria. Porque es aquí cuando el pianista, expone cuántas teclas tiene un piano, su nombre, dónde está el do central, cuáles son los sostenidos y los bemoles, las claves (sol y fa) qué notas se tocan normalmente con la derecha y con la izquierda, la duración de las diferentes figuras y qué sentido tiene la digitación. Puede parecer tedioso, pero Rhodes lo aborda como un profesor que da clase por primera vez a un adulto que no ha estudiado piano en su vida ni tiene idea de lenguaje musical, y para el que las corcheas son chino mandarín. Con lo cual, el objetivo de enseñar los rudimentos del lenguaje musical y en concreto aplicados al piano, a los que no saben diferenciar una partitura de un manuscrito de sánscrito antiguo, está logrado. De manera muy somera, pero correcta.

Para que estos conocimientos no sean algo abstracto, Rhodes los aplica a una obra pianística, compás por compás. En concreto al conocidísimo Preludio BWV 846, de Bach, que todos los que hemos tocado el piano, hemos practicado alguna vez. Para los que no lo sepan, se trata de una pieza, no muy complicada a la hora de leer, ni técnicamente hablando (porque el movimiento de las manos es constantemente el mismo) pero de una gran belleza, y que cuando se toca (sin el esfuerzo que supone, por ejemplo un estudio de Scriabin) el que la oye, puede llegar a creer que el que la toca ha completado una titánica labor. Pero, para ser honestos, tampoco se ha dejado los dedos en el intento. De modo, que en este apartado, de nuevo, objetivo cumplido.

Para finalizar, Rhodes dedica una sección a hablar de la interpretación. Por qué se utilizan los pedales en el piano (que tanto llaman la atención a jóvenes intérpretes, y no tan jóvenes, cuando se sientan por primera vez delante de un teclado) y cómo el intérprete debe interiorizar una obra para hacerla suya, (en este caso, el mencionado Preludio) a través de la velocidad, el fraseo o la articulación, hasta llegar a tocarla de memoria.

Como dice el británico, lograr interpretar a Bach al piano «es un logro asombroso, épico y maravilloso». No hay duda alguna. El que se lea este libro y lo tenga como manual de cabecera delante de un piano y consiga los objetivos que plantea Rhodes, habrá efectivamente logrado algo estupendo, equiparable a correr media maratón para alguien que es capaz de subir un solo piso en ascensor. Pero a partir de aquí ya se deja en las manos del iniciado si quiere limitarse a tocar solo esta obra cada vez que se siente al piano, con lo que eso puede suponer para los demás habitantes de su casa (algo tedioso, si se repite 20 veces, como puede llegar a pasar), o se lanza a ampliar repertorio. Y ahí, ya se dará cuenta, que ir más allá puede ser una estupenda travesía o un naufragio en toda regla. Como el que se compra el primer fascículo de «construya la roma antigua paso a paso», puede quedarse con la réplica del coliseo que dan en la primera entrega o construir la ciudad entera. Eso ya, depende del lector, su tiempo y lo que haya sentido al ser capaz de poder tocar esta bella composición bachiana.

____________________________

Salir de la versión móvil