Patologías como la “epilepsia musicogénica” y medicinas musicales como la terapia musical para el parkinson desfilan organizadamente por un libro tan magníficamente escrito como los anteriores del autor, describiendo todas las posibles variantes benignas o malignas de este universo sonoro irrenunciable y a la vez apabullante que hemos construido la humanidad y que, quizá, nos prive de una de las frutas prohibidas del paraíso: el silencio. Ya nos lo dice el eslogan de ECM: el sonido más bello después del silencio.
Oliver Sacks nos descubre que la ciencia (médica) siempre debe ser un humanismo (comunicación) por eso sus estudios se convierten en relatos, en historias de lectura amena.
Otro acierto más…que quizá pudiera convertirse como El Hombre que confundió…en una obra musical.