
Danzad Malditos, de Alberto Velasco. Premio Max Revelación 2015
Una edición interesante del TAC, se trataba de testar si la gente volvería a las salas y teatros después de que PP y CDS se cargaran en los noventa la Muestra Internacional de Teatro en sus vertientes teatral y de danza.
Yendo primero a lo troncal: artes de calle. Se han programado más espectáculos de calle de dimensión media, menos espectacularidad en general y menos pequeño formato, manteniendo artes del circo y acrobacias en Plaza Mayor – Pati Free- y Catedral –Escuela de Circo Carampa-. Y el público lo ha agradecido…casi todo lo visto merecía la pena, especialmente Zanguango…un desfile de “urbanitas” donde se mezclan figurantes y ciudadanos en una calle comercial y un comentador que descubre a distancia sus ideas, emociones, objetivos vitales…muy interesante y muy bien resuelto. Compañía que ha demostrado un saber hacer teatro de calle muy propio e incisivo, muy limpio en su expresión.
Algo así pasa con otro espectáculo premiado Sisters, franco-danés-español. Fuerza, precisión, imaginación, limpieza…un recital de movimientos, gags, música…pena que ya no sigan con él. Es una forma espléndida de que los jóvenes se interesen por las artes escénicas.
Por motivos personales y de trabajo no pude ver El pequeño circo de la pobreza de los vallisoletanos Mercucho…me han contado grandes cosas, espero que lo repongan. En mi opinión los espectáculos de calle del festival han remontado el bache de los últimos años en los que veíamos alguna de las grandes producciones francesas o alemanas y una inmensa pléyade de microespectáculos genéricos y muy off-off-off…pero sigue sin cuajar en el TAC la idea de unas artes urbanas donde se pudieran integrar manifestaciones creativas cercanas a la música y danza hip-hop, el grafiti y los murales efímeros, como estamos viendo en otros lugares de Europa, artes que no solo interesan a los más jóvenes…algunos más viejunos como yo les buscamos también.
Las salas y teatros. Bueno en realidad sala ha habido siempre: LAVA-Matadero, Patio Herreriano, recintos cerrados. Este año los organizadores han querido dar un paso en la dirección de recuperar la ya aludida Muestra Internacional de Teatro de los ochenta y se han incorporado teatros al uso: Teatro Calderón, Teatro Zorrilla, Sala Concha Velasco y Sala Blanca del LAVA. Hemos podido ver algunos espectáculos magníficos de danza, como la Compagnie Marie Chouinard de Canadá en el Teatro Calderón, Dave Saint Pierre también de Canadá en el Teatro Zorrilla, Bodas de Sangre de los vallisoletanos Ghetto 13/46, Jan Lawers & Need Co, Bélgica –el espectáculo que más me ha impactado de esta XVII Edición del TAC- Danzad Malditos, premio Max Revelación del vallisoletano Alberto Velasco, La Voz Humana de Paula Mendoza, o Daisy de Rodrigo García, una más que interesante idea a cuya puesta en escena le sobran muchos francos. Me he quedado sin ver a Mercedes Herrero y Pez Luna Teatro con su obra sobre las exhumaciones de fosas de la Guerra Civil española: Materia Cruda. Muchas coincidencias horarias.
Ha habido espectáculos al aire libre que habitualmente se exhiben en salas – De la mano de Bertold Brecht y Kurt Weill de Verónica Ronda, pucelana también- y otros que se exhiben en recintos abiertos –con carpa- pero aquí han estado en una sala: Sala Negra del LAVA – magnífica, por cierto- como los Hermanos Oligor.
No acabo de entender estas denominaciones del festival: Off, Estación Norte, Sección Oficial, etc, ni la idea actual del contest frente al showcase que practicábamos en los ochenta… premiar se debe premiar a todos: actuación, espectadores, cachet…pues los creadores hacen un trabajo encomiable. La dignidad y el rigor se les supone en un festival. Pero seguramente ya estoy fuera de estos códigos culturales, tan mediáticos. Tampoco tengo muy claro –yo no lo haría- que haya espectáculos que tengan que pasar la gorra en la calle…se les debería proporcionar, además del alojamiento, un pequeño cachet y dietas de manutención.
Echo en falta algunas actividades de reflexión, de información, de encuentros con los creadores, tan útiles para los espectadores y estudiosos de las artes escénicas actuales, quizá un acercamiento a éstas mediante proyecciones de documentales, que ya existen. El balance muy positivo, han mejorado los espectáculos de calle y se ha ampliado el espectro con los de teatros y salas. En este aspecto tengo que apearme de un burro: creo que en el TAC debe haber teatros y salas, pero cuidando de que los espectáculos no sean los que una ciudad como Valladolid – que con el área metropolitana llega a 425.00 habitantes- puede ver en la continuidad de la programación habitual…de invierno, vamos.
Todo se puede ir perfilando y me consta que los organizadores están en ello.
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