Doce Notas

Il re pastore regresa al Palau de la Música Catalana

opinion  Il re pastore regresa al Palau de la Música Catalana

William Christie

Era la tercera vez que podía escucharse esta breve ópera mozartiana de circunstancias en Cataluña. Su primera audición fue en una versión concertante celebrada en el mismo Palau, el año olímpico barcelonés. La segunda ocasión, con motivo del 250 aniversario del nacimiento del genio de Salzburgo, en 2006, fue a cargo de una simpática versión escénica del maestro Roger Alier producida por AMARESC, que contaba con un competente reparto de jóvenes voces del país y con la desaparecida Orquesta de l’Acadèmia del Gran Teatre del Liceu, bajo la batuta de Guerassim Voronkov. Un producción, esta última, que viajó por una docena de municipios del Principado gracias al circuito de Juventuts Musicals de Catalunya.

Diez años después, el público catalán ha tenido la oportunidad de volver a degustar esta deliciosa obra primeriza de Mozart (1775), donde, aun bajo el influjo de una estructura tardo-barroca (a partir del patrón de sucesivas arias da capo), el joven compositor es capaz de despuntar con su inspirada inventiva melódica y una sutil instrumentación, que en algunos pasajes, como la segunda aria de Agenore, se hace eco de las corrientes musicales expresivas del Sturm und Drang, cultivadas por el segundo de los hijos de Johann Sebastian Bach, Carl Philipp Emanuel Bach. El maestro Christie hizo las delicias de la partitura con una lectura fluida y pulcrísima que aunó intensidad expresiva y preciosismo discursivo, servido todo ello con un sonido de lujo a cargo de los virtuosos instrumentistas de la decana formación historicista francesa.  

Entre el reparto de cantantes figuraba, como reclamo mediático, el popular tenor mejicano Rolando Villazón, quien volvió a certificarnos cuán errabunda es su actual trayectoria artística. Embarcado en cantarlo todo y a cualquier precio, se empeñó en convertir el rol del magnánimo Allessandro en una especie de bufonada a lo Mr. Bean, exhibiendo unas facultades vocales sensiblemente mermadas, un canto ostentoso y absolutamente fuera de estilo (rayando lo irreverente en reiteradas ocasiones), así como una interpretación escénica histriónicamente grotesca que, a la suma, acabó por desdibujar totalmente el sentido musical y dramático del personaje. Afortunadamente, el resto del reparto salvó los muebles vocales con una depurada y exquisita interpretación. Excelentes la Tamiri de la mezzo Angela Brower y la Elisa de Regula Mühlemann, así como también la deliciosa Aminta de Martina Janková. Completó el reparto masculino con refinada linea y sensible fraseo el tenor Emiliano Gonzalez Toro en el rol de Agenore.

Salvo algunos incondicionales, el público acabo aplaudiendo con más cortesía que simpatía las reiteradas villazonadas, reservando una sincera ovación para el excelente trabajo del resto de solistas y de la magistral orquesta de William Christie.

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