Doce Notas

Prohaska y Antonini seducen la capital catalana

opinion  Prohaska y Antonini seducen la capital catalana

Anna Prohaska

El escaso interés que despiertan entre el público melómano las creaciones musicales de nueva cuña, ha impulsado, desde las últimas décadas del pasado siglo, un proceso de recuperación de compositores olvidados y de experimentación de nuevas técnicas interpretativas con criterios historicistas. Si bien, en sus inicios, este proceso se centró fundamentalmente en el repertorio operístico dieciochesco, sacando a luz las obras líricas de los grandes maestros del clasicismo y del barroco maduro como Haydn, Vivaldi o Haendel, entre otros muchos, en los últimos tiempos se ha ampliado el interés por la obra de los maestros del siglo XVII. Una tendencia que ha dado lugar a la recuperación de títulos de autores como Francesco Cavalli, Stefano Landi o Claudio Monteverdi o, de aún menos conocidos, como los que aparecen en el programa de este concierto: el veneciano Antonio Sartorio, el alemán Christoph Graupner, el inglés Matthew Locke y los italianos Daniele Da Castrovillari, Dario Castello y Luigi Rossi.

Giovanni Antonini y su formación de instrumentos históricos son una autoridad en este tipo de repertorio, como demostraron nuevamente en el Auditori barcelonés. Su interpretación de los pentagramas de los maestros del diecisiete, junto a los de los más conocidos de Händel y Purcell, fue realmente excepcional, con un dominio prodigioso de las dinámicas y un pulso electrizante, marca de la casa. Una vitalidad y un preciosismo discursivos que encontraron en la delicada voz de la cotizada soprano austríaca una aliada de lujo. Juntos desgranaron un programa que, bajo el lema de “reinas africanas”, recorría las partituras que diversos compositores de los siglos XVII y XVIII dedicaron a las soberanas africanas de sus obras dramáticas.

Prohaska exhibió un instrumento privilegiado y una suerte de recursos refinadamente modulados que le han valido la admiración de las principales salas de conciertos europeas. Exquisitez y pureza de línea en la Dido purcelliana; pulcritud estilística e intensidad dramática en las obras de Graupner; agilidad y vibrante coloratura en las obras de Sartorio y Johann Adolf Hasse; preciosismo y sensibilidad expresiva en las sublimes páginas haendelianas de Giulio Cesare.

El público premió con sonoros y merecidos aplausos al conjunto de intérpretes que protagonizaron esta exquisita velada del imprescindible ciclo de Música Antigua barcelonés.

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