Doce Notas

La Voz humana, tan joven con casi 90 años, de nuevo en Madrid

lirica  La Voz humana, tan joven con casi 90 años, de nuevo en MadridTambién es reseñable la película interpretada por Ingrid Bergman en su última interpretación para el cine ya en los años sesenta, muy intensa, la más intensa y desgarrada que haya visto. Tuvimos la ocasión de asistir el año pasado a la versión de Maria Bayo, magistral, canónica.

Otro tema que me acerca a esta magna obra de la escena del siglo XX es el uso que hago en cursos de “producción y gestión de espectáculos en vivo” desde los años 90. Concretamente en la versión de piano-voz, lo que le da una cercanía al público más joven y la hace especialmente atractiva para los estudiantes de estos cursos. Pocos la han escuchado hasta que se la presento en las clases. Después construyen sobre ella complejos estudios de mercado, gira, financiación, etc.

La versión que presenta Teatro La Pensión de las Pulgas durante este mes de noviembre tiene una ficha artístico-técnica por suerte muy joven. No tienen porqué trabajar en los cánones estéticos de generaciones anteriores.

Soprano: Paula Mendoza

Versión española y dirección: Marta Eguilior 

Piano y dirección musical: Carlos Calvo

Arpa: Alberto Masclans

Escenografía: Alberto Puraenvidia

Vestuario y fotografía: María Alba

Asistente de dirección: Sabrina de la Rosa

Ayudante de dirección: Ana de Nevado

Iluminación: José Martret

Un poco de historia.

La voz humana, en formato de ópera, fue compuesta en el año 1958 y estrenada el 6 de febrero de 1959 en la Opéra-Comique Salle Favart de París. Poulenc escribió la ópera para Denise Duval, soprano francesa, y el estreno fue dirigido por Georges Prêtre.

La obra tiene la forma de un monólogo, con largos pasajes de canto sin acompañamiento musical que requieren particularmente los talentos de actriz de la intérprete, es el caso de Paula Mendoza.

El argumento

Suena el timbre del teléfono. Muchas personas ocupan la línea mientras el único personaje -«Ella», una mujer joven- espera una llamada de quien ha sido su amante («Cheri»: Querido) durante cinco años, la menor señal por su parte. El teléfono suena de nuevo. Ella le habla de su noche anterior, su dolor de cabeza, su comida, sus compras. Él pretende cortarla, pero ella sigue, le dice que puede seguir sus asuntos cuando quiera, le impide pedir disculpas. Ella le dice, al final, que podrá venir a buscar su bolso a la conserjería y que es posible que ella pase algunos días en el campo. La línea sigue funcionando. Él le dice que la deja por otra, que se va a casar al día siguiente, que es la última vez que hablarán. Durante la conversación, el público descubre que la mujer ha intentado suicidarse, la conversación se interrumpe varias veces durante la desesperante conversación. A pesar de sus imprecaciones ruegos y reclamos él la deja y, finalmente, ella se suicida.

Puesta en escena

La firma la joven directora Marta Eguilior y elige una más que acertada metáfora escénica: la cabina telefónica pública. La magistral interpretación de Paula Mendoza y la acertada sonoridad de la versión musical –piano y arpa- ayudan a dar el tono serio pero no trágico en los primeros minutos. El timbre de los instrumentos ayuda en los pasajes más “telefónicos” (rings). La metáfora elegida funciona especialmente bien en la introducción de la ópera y primeros desarrollos. Se me hizo menos “verosímil” cuando “ella” expone sus miserias emocionales en público, en plena calle, como sugiere ese elemento escénico habitual en nuestros parques y calles hasta los años noventa. Ahora el móvil domina el panorama de las comunicaciones personales.

A medida que se acerca el fatal desenlace y aumenta el dramatismo –estupendamente administrado por directora e intérprete- el “elemento escénico” cabina cobra de nuevo una gran importancia y presencia en la escena agobiante – no olvidemos que todo se representa en una habitación muy bien ambientada en la época de estreno- y es la cabina mediante la iluminación y la niebla formada por los efectos de humo quien nos da la dimensión trágica y fatal del suicidio con el cable telefónico. Magistralmente resuelto.

Coda final

Jorge Fernández Guerra lleva años diciendo que no solo es posible una ópera actual-contemporánea en castellano, sino que es deseable y casi imprescindible ya en un panorama escénico amplio, maduro, europeo…como debe ser el español. ¿Los poderes públicos ayudan? No. Así de claro y nos ahorramos mucha tinta. Ni en Madrid ni en Barcelona hay un espacio donde seguir con continuidad esta importante deriva creativa, ni en las regiones más activas en materia de ópera: Valencia, Euskadi, Asturias.

Por eso deben ser apoyados este tipo de saltos mortales sin red. Los artistas, los creadores lo arriesgan todo a una pirueta que en este caso ha salido muy bien, pero no seamos ingenuos, un pequeño fallo hubiera sido “mortal”. No hay red, o sea, no hay políticas de innovación escénica en este solar patrio.

Una recomendación

Si están a tiempo vayan a conseguir una de las treinta entradas de cada sesión. Si, además, tienen alguna responsabilidad en la programación no lo duden: contraten.

La Voz humana

La pensión de las pulgas

Martes 1, 15 y 22 de diciembre. 20 h.

Domingo 6, 27 de diciembre y 3 de enero. 18 h.

Precio: 25 euros

http://lapensiondelaspulgas.com

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