Doce Notas

La música es ya un arte solamente escénico

jazz y mas  La música es ya un arte solamente escénicoLa industria discográfica ha desaparecido y aún no se ha encontrado un modelo de ventas de material grabado como el existente en las décadas anteriores. Ahí van varias perlas: desde comienzos de siglo la venta de cds ha caído en España un ochenta por ciento, un ochenta por ciento, se dice pronto. Solo compran cds de clásica y jazz los frikies que queremos tener muchas versiones de una misma obra clásica o un standard de jazz o blues… todas las versiones posibles de Take the A Train o de Crossroads o de la Canción de la Tierra de Mahler, mi caso. El resto de los mortales se conforman con la programación de Radio Clásica o la BBC. Hacen bien.

Otro dato: veo en el perfil Facebook de mi admirado David Liebman (saxo soprano, compositor, director musical) que su liquidación anual de Spootify es de…treinta y nueve centavos de dólar. Treinta y nueve centavos. Tampoco están sirviendo las nuevas tecnologías “to make a living” para estas grandes figuras.

Las “disqueras” se lo han ganado a pulso. Años de capitalismo salvaje, de chupar la creatividad de los jóvenes talentos si ofrecerles mucho a cambio… adelantos de royalties en el caso del rock que servían para juergas en las que les presentaban los contratos de nuevos discos, de nuevas actuaciones. Lean si no la más que interesante bio de Pete Townshend, The Who. Él, al menos, ha sabido rescatar de las voraces fauces de ejecutivos de medio pelo toda su obra.

Cometieron un error estratégico, con el cd iba “el master” de la grabación –casi, no al cien por cien– por lo que cualquiera podía tostar en su propia casa ese cd frente al proceso más complicado de hacer copias en casete partiendo del vinilo.

Tampoco los formatos más flexibles en internet parecen ser la solución. Desde i-tunes a Spootify que permiten una escucha a la carta mediante pago, suscripción o publicidad y que devenga unos exiguos royalties para los creadores. Añadamos la piratería en China, España, Iberoamérica y tendremos el círculo vicioso perfecto… difundes mucho pero no ingresas nada.

Live Nation y las multinacionales de conciertos en directo son los que han ganado en esta ecuación. Desde los noventa, Rolling Stones o Pink Floyd ingresaban más anualmente por conciertos que por venta de discos, lo mismo pasaba con artistas pop de dimensión planetaria, Bruce Springstein entre los que mejor me caen. Ahora estas multinacionales del directo son accionistas mayoritarios de muchas discográficas, participadas por la industria del entretenimiento electrónico: Sony, por ejemplo.

¿Quién se salva? La clásica –contemporánea incluida– el jazz-blues, cantautores, indies… que han desarrollado técnicas de grabación de falsos directos muy interesantes. Concierto y grabación juntos. Listos ellos.

Y es que los cds son una mera tarjeta de presentación del artista, cara, pero tarjeta de presentación. En muchos conciertos de artistas locales los ingresos por venta de cds se acercan a los exiguos cachets o las exiguas recaudaciones de taquilla. Hay que grabar, si, pero sin esperar nada a cambio.

¿Ante este panorama que es lo que se puede hacer? De entrada estudiar este nuevo escenario para la(s) música(s) y pedir que las administraciones culturales, redes nacionales, circuitos regionales y provinciales tengan en cuenta este hecho y programen música –ópera y danza también– en igualdad de condiciones con el teatro, mucho más cohesionado como sector y que es capaz de explicitar sus demandas con mucha precisión…

Eso exige cierta especialización en la gestión cultural y escénica, pero es que algunos ya estamos cansados de pedirlo desde hace al menos una década. A ver si ahora que no tenemos recursos excepto el tiempo nos ponemos manos a la obra.

 

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