Cuando en estas semanas pasadas se promocionó la “fiesta del cine” con entradas a menos de tres euros y se veía el interés de los aficionados caí en la cuenta de lo que venía intuyendo desde hacía casi un año. Con la subida del IVA los precios habían saltado algunas barreras de contención. Si sumamos el deterioro de la economía, bajos salarios, altos precios de los transportes y de la restauración ante o post espectáculo los datos ya eran palmarios. Los precios han escalado puestos entre las barreras a la frecuentación de la cultura.
¿Qué hacen las instituciones culturales españolas ante este problema?
Comencé por las más cercanas, y me alarmé. No vi ninguna medida concreta que viniera a paliar este gran problema. Días antes había tenido una conversación con músicos de clásica de Valladolid en este sentido. Todos pensábamos que aunque estaba bien la medida de las entradas de “último minuto” para jóvenes esta era una medida que debería generalizarse a otras franjas de edad, por ejemplo: aficionados desempleados de cualquier edad y jubilados por debajo de un determinado nivel de jubilación.
No vi nada en este sentido en el Centro Cultural Miguel Delibes y me dije: ¡zas! Les pille. Clasismo puro y duro. No me podía creer que no tuvieran el reflejo político y la sensibilidad social suficiente para no contemplar ninguna iniciativa en este sentido. Busqué más y más y en efecto, en los diferentes programas de abonos hay descuentos del setenta y cinco por ciento para desempleados, pero no en entradas sueltas. He ahí el problema…son las entradas sueltas las que están sujetas al programa “último minuto”. Como poco hay una discriminación en esta medida. Ningún desempleado melómano o jubilado con una paga de jubilación baja puede pagarse, aún con gran descuento, un abono de temporada en estos momentos. ¿Puedo equivocarme? Sí, pero nunca lo sabremos, la tan cacareada «transparencia» del gobierno popular de Castilla y León nunca proporciona datos de esta índole a nadie. Es un secreto más importante que la fórmula de la Coca-Cola.
¿Qué se está haciendo fuera?
En Gran Bretaña –donde tradicionalmente los precios son altos pero hay en cada acto una gran cantidad de descuentos- nos encontramos con entradas que compradas cuarenta y cinco minutos antes de que comience el espectáculo –recordemos que allí puedes ir a la taquilla y decir que no puedes asistir y te reembolsan TODO el dinero adelantado– se consiguen por quince libras, entradas de hasta treinta libras. ¿Para quienes? Estudiantes, desempleados, afiliados a organizaciones sindicales y tarjetas de clubs de espectadores y usuarios de cultura (Stage Pass por ejemplo) así como colectivos de discapacitados, jubilados y menores de dieciocho años. Siempre que se aporte documentación oficial al respecto.
Hay algunos equipamientos, más concienciados socialmente, que están ofreciendo entradas muy baratas (hasta solo de dos libras) a quienes estén en demanda de empleo, seguros de desempleo, alta discapacidad, programas de salario social-renta básica.
Conclusión: Spain sigue siendo different…y mucho peor –solidariamente- que el resto de los países de Europa.
Somos muy lentos, así nos va.