Ángeles Blancas. Cortesía Festival de Perelada
Para ello reunieron a un reducido conjunto instrumental de la Orquestra de Cadaqués, conducidos por el maestro Fausto Nardi – quien logró un gran éxito la pasada edición con el estreno de una primeriza ópera wagneriana–, y a la espléndida soprano Ángeles Blancas, debutante en este certamen. Ambos interpretaron un escueto programa de una hora escasa de duración, dentro del cual pudimos escuchar seis deliciosas canciones del compositor germano, reducidas para ensemble por Adrià Barbosa, y una exquisita versión del poema sinfónico Till Eulenspiegel para quinteto de Franz Hasenöhrl, espléndidamente ejecutada por Jennifer Moreau (violín), Maria Rubio (trompa), Juan Enric Lluna (clarinete), David Tomás (Fagot), Harke Wiersma (contrabajo).
Blancas, vestida de negro, exhibió una voz amplia, poderosa y de timbre metalizado, perfectamente ensamblada con el escogido conjunto instrumental. Como epílogo del breve concierto, tuvimos ocasión de escuchar nuevamente a la soprano, acompañada en esta ocasión por un cuarteto de cuerdas, durante la interpretación de una obra del compositor francés Philippe Fénelon; una más de las composiciones de música atonal pensadas para colmar el ego experimental de su creador más que para satisfacer los oídos de los espectadores. Un final poco acertado para culminar un discreto e íntimo homenaje straussiano.