A priori podría llamar la atención la elección de un nombre como el de José Luis Temes para la redacción de un libro de esta naturaleza y es que a nadie se le escapa que sus intereses como intérprete se han dirigido principalmente hacia el terreno del sinfonismo español de entresiglos. Su relación con la zarzuela se ciñe casi exclusivamente a su edición y grabación de El centro de la Tierra de Fernández Arbós que, dicho sea de paso, es uno de los registros zarzuelísticos más felices de los últimos años. Sin embargo, nadie mejor que él para acercarse al género sin prejuicios o complejos, sin paternalismos banales o desde la nostalgia trivial. Como el propio autor admite, este libro está escrito para un público culto o, en definitiva curioso, planteando conceptos muy claros e intentando no caer en juicios de valor apriorísticos.
El acercamiento narrativo de José Luis Temes a la zarzuela como género histórico es el propio de historias socioculturales de la ópera como la de Daniel Snowman traducida al castellano dentro de la misma colección de Siruela. Sin embargo, José Luis Temes no se limita a redactar unos cuantos ensayos más o menos interesantes en torno a realidades variopintas sobre este género de géneros que es la zarzuela. Planteado casi como un manual, el libro comienza con una primera parte de crónica histórica en la que el autor propone una sugerente y muy práctica periodización del género en base a cuatro generaciones de autores, rehuyendo de los clichés historiográficos convencionales obsesionados con el tamaño de las obras (género grande, género chico). En este sentido, debemos reconocer que José Luis Temes marcará un antes y un después en la historiografía del género con su Siglo de la Zarzuela.
Pero este libro es mucho más que una historia de la zarzuela o un manual al uso. En capítulos monográficos el autor va desentrañando las mil y una caras de la zarzuela más allá del escenario o en torno al propio género. Así, encontramos espacio para la reflexión sobre el contexto editorial, el público, las salas, los modelos de explotación del género, la crítica, el contexto fonográfico, la fundación de la Sociedad de Autores, etc. Además, José Luis Temes ofrece información biográfica sobre los principales autores del género e incluso hay espacio para la sarsuela catalana o las zarzuelas americanas. A pesar de que el autor afirma no querer entrar en valoraciones personales, precisamente es en los pasajes en los que se le intuye más relajado donde encontramos los momentos de lectura más regocijante y donde adivinamos al Temes intérprete y conocedor de la zarzuela desde la comprensión profunda de sus partituras.
Tanta información satura un libro que quizás tenga su punto débil en una estructura algo aparatosa y en la muy desconcertante ausencia de índices onomásticos o de títulos que tan útiles hubieran sido. Dudamos que se trate de un criterio editorial, ya que el libro citado de Snowman si contaba con tales índices e incluso un desarrolladísimo aparato crítico en notas al final del tomo. José Luis Temes rehúye expresamente “de la crítica erudición intelectualista”, aunque nosotros pensemos que se podría haber explicitado perfectamente la bibliografía utilizada sobre todo porque, en sus reflexiones, se evidencia que el autor está al día de lo publicado recientemente sobre el género desde el ámbito de la musicología académica.
Lunares aparte, insistiremos en lo que este libro aporta a la bibliografía sobre zarzuela que, si bien en los últimos años ha crecido exponencialmente desde el terreno académico (gracias a la labor desarrollada principalmente desde el ICCMU, con el monumental Diccionario de la zarzuela a la cabeza), no podemos decir lo mismo en lo que se refiere a publicaciones de alta divulgación como en este caso. Estos son los libros que a la postre cuentan; los libros que lee la generalidad de un público aficionado y amante del arte sin etiquetas. El público que protagonizó, con sus impulsos y caprichos, el siglo de la zarzuela, cien años de teatro lírico que cuanto más nos alejamos de él mejor lo comprendemos.