
Ruperto Chapí
Con dirección musical de García Calvo y de escena de Graham Vick, está considerado como uno de los más emblemáticos títulos del repertorio lírico español del siglo XIX que, pese a su importancia, ha sido escasamente representado en las últimas décadas. Una obra sobre la obsesión del amor y la muerte, que en esta ocasión se hace sin cortes, como se representó en su estreno.
Curro Vargas es una obra con vocación operística, que Ruperto Chapí compone en la cima de su carrera y en la que vertió todo su talento y profunda sabiduría musical. El texto es una pieza llena de matices y complejos niveles de lectura, un estudio de los comportamientos humanos que encierra un profundo debate ético y moral.
Toda la obra está atravesada por una afilada crítica de las costumbres y la tradición, como la novela en la que está basada (El niño de la bola, de Pedro Antonio de Alarcón), detrás de cuya apariencia inofensiva en su espíritu comunitario, subyace un núcleo de violencia.
La historia se centra en un pueblo en el que hay cierta inquietud ante el regreso de Curro Vargas. Se trata de un antiguo pretendiente de Soledad, a quien ella correspondía y había jurado fidelidad, y que fue hace un tiempo despreciado por el padre de la joven (ahora ya muerto), pues deseaba para su hija un marido rico. Curro salió de su pueblo en busca de fortuna, pero antes lanzó una amenaza de muerte sobre quien lograra el amor de esa mujer y sobre la mujer misma.
El reparto está encabezado por Saioa Hernández y Cristina Faus, en el papel de Soledad; Andeka Gorrotxategui y Alejandro Roy, en el de Curro Vargas y Milagros Martín en el de Doña Angustias.