Este es el caso de la publicación que tratamos hoy. Resultado de una tesis doctoral defendida en la Universidad Pontificia de Salamanca, el libro Bandas musicales en Salamanca a comienzos del siglo XX, analiza la situación de estas agrupaciones en la ciudad durante la primera década del siglo, siendo éste, el primer aspecto a cuestionar. Abordar el estudio en 1900 podría ser aceptable: comienza el siglo XX, el reinado de Alfonso XIII (1902) trae consigo novedades… Menos comprensible es la falta de alguna referencia al Desastre (1898), cuando es la circunstancia que condiciona el arte de principios de siglo. Mucho menos acertada, a mi juicio, es la acotación final (1910). En 1914 se produce el estallido de la Gran Guerra produciendo una renovación absoluta en las bases estéticas del momento. En el ámbito musical de nuestro país, también contribuirá la vuelta de Manuel de Falla y Joaquín Turina de París, al traer consigo ideas “nuevas” sobre el arte. Quiero con esto decir que se produce un claro punto de inflexión perfecto para delimitar un estudio sobre la época.
Pero vayamos a los aspectos positivos. En primer lugar hay que felicitar al autor por haber intentado explicar el contexto cultural de las bandas de música en un lugar y un momento concretos con una argumentación de alcance global. Gracias a este estudio podemos hacernos una idea de cómo era la situación de las bandas en una ciudad de provincias a principio de siglo. Bien es cierto que Salamanca no era cualquier ciudad, y que generalizar tomando este ejemplo como base sería muy imprudente. Pero no es menos cierto, y llegamos al segundo aspecto positivo que destacar, que el autor desgrana la pluralidad tan grande que existía en la organización de las bandas: iniciativas filantrópicas, militares, de carácter asociativo... A lo que faltaría añadir la opción municipal, que curiosamente no se da en la ciudad salmantina. Todo este espectro dibujado por Álvarez demuestra la diversidad existente en estas agrupaciones y pone en evidencia, a su vez, lo poco que hemos avanzado en su explicación.
Por último, un reconocimiento. La época abordada en este estudio no suele ser objeto de muchas investigaciones. Se debe, sin duda, a la dificultad de acceso a las fuentes. Por ello, cuando un investigador se decide a hacerlo “es de ley” alabar su proeza.