Doce Notas

La lluvia de color de El Barbero de Sevilla cae sobre el Teatro Real

lirica  La lluvia de color de El Barbero de Sevilla cae sobre el Teatro Real

El Barbero de Sevilla © Javier del Real

Desde que se estrenó sobre este escenario en 2005 ha viajado por varios teatros, entre ellos el Châtelet de París y ha cosechado premios, como el Campoamor a la mejor dirección de escena.

Para esta reposición de la producción original se ha elegido un doble reparto en el que figuran solventes intérpretes rossinianos que unen a su cualidad vocal la agilidad teatral que exige el dinamismo de la dirección de escena. Se alternarán dos repartos como nombres como Dmitry Korchak y Edgardo Rocha (El conde de Almaviva), Bruno De Simone y José Fardilha (Bartolo); Serena Malfi y Ana Durlovski (Rosina) y Mario Cassi y Levente Molnár (Fígaro). La dirección musical corre a cargo de Tomas Hanus, debutante en el Teatro Real, que ha expresado «la gran responsabilidad que tengo en estar en este teatro, además con una obra muy querida por mí, una obra genial que refleja todos los elementos musicales de Rossini, como la ligereza el humor y los sentimientos profundos».

Rossini se basa en el libreto de Sterbini escrito a partir de la obra de Beaumarchais, en la que se burla de la moral establecida y este montaje se sitúa en la Sevilla del XVIII. Emilio Sagi no ha querido cambiarla de época, aunque muestra una ciudad bastante abstracta, para que el público no se aparte de la esencia del espectáculo con un uso muy particular del color y la iluminación. La producción está concebida en blanco y negro y solo las apariciones de Rosina introducen el color para terminar con una lluvia multicolor que rompe la bicromía de la escena.

Emilio Sagi, que vuelve al Teatro Real, al que considera «su casa», tras cinco años como director artístico y como director de escena en varias producciones, alabó la «gran energía positiva de Rossini, que gozaba de la vida y que adoraba este país». Sobre la obra en concreto, Sagi comentó que «cuando me encargué de la dirección de escena en 2005, pensé que era importante hacer un guiño a la gestualidad española y es algo que no ha cambiado». Sobre posibles cambios con respecto a El Barbero de Sevilla de 2005, el director de escena expresó que, en esta ocasión, ha sido incluso «más vitalista, con más color si cabe, porque al momento actual hay que dárselo». «Los directores de escena, siguió Sagi, debemos mantener nuestra idea hasta el final, pero también debemos tener en cuenta que trabajamos con cantantes y hay que adaptar ciertos detalles para hacerlos brillar».

Sobre el polémico relevo de Gerard Mortier por Joan Matabosch, Sagi se mostró discreto, «no me gusta mucho hablar de ello pero a mi también me relevaron de una manera un poco rara, aquí los relevos siempre han sido raros«, comentó. Sobre Mortier, Sagi manifestó «mucho respeto por su trabajo, le tengo mucho cariño y la gente debe entender que los artistas también tenemos nuestro corazón. Desde la barrera se ven las cosas de otra manera, pero yo estuve en la arena y como lo sé, respeto el trabajo de todo el mundo, porque aquí se trabaja mucho. Tal vez la gente piense que como es un trabajo para el ocio, es un trabajo muy llevadero pero no es así. Sin embargo sí que es una labor que tiene muchas satisfacciones».

Sobre Matabosch, Sagi recordó que «es uno de los directores artísticos más importantes de la actualidad y que el prestigio del Liceu es ahora muy importante gracias a él». Acerca de la futura línea de trabajo en el Teatro Real, Sagi no cree «que el teatro tenga que estar cerrado a un solo tipo de público, el teatro ha seguido una línea que ha ido a más desde hace varios años y el futuro director artístico lo tendrá claro».

 

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