El paisaje que vio Hasekura desde el barco con el que subió a contracorriente por el río Guadalquivir sirve de inspiración para el primer movimiento y de ahí toma su nombre. Un tema recurrente atraviesa toda la pieza, transmitiendo una visión romántica, paradisíaca, ensoñadora, pero la progresión por tonalidades menores pone de manifiesto la dualidad aquí expresada, la paz y la preocupación ante una nueva etapa de la vida. “Tsukinoura”, título del segundo movimiento, es el puerto de la costa de Ishinomaki, lugar donde se inicia el viaje; comienza la pieza con cascadas de notas en el registro medio-agudo del piano, nítidas, cristalinas, volviendo a poner en relación la visión interior de Hasekura y el mar donde residen tranquilidad y bravura, miedo y esperanza.
De nuevo un tema cantabile, paz, y después, oscuros acordes en el registro bajo del piano que tornan esa calma en fuerza destructora, un mar salvaje y bravo que le recuerda el tsunami que arrasó su pueblo dos años antes de su partida, así como ese miedo hacia el destino; ámbito grave, acordes pesados y despliegue de notas como torbellino, poniendo de manifiesto aquí toda su técnica pianística de gran virtuosismo.
La Fiesta, “Matsuri”, algarabía, ritmo trepidante, melodía que invita a la celebración insertada sobre acordes desplegados, y de repente, quietud. Kawakami conjuga y trabaja los diferentes temas para describir el viaje de Hasekura por Nueva España, sus fiestas y su mundo; armonías fáciles, temas reconocibles, siempre cantabiles, mordentes que aceleran la densidad rítmica, estructura tripartita y final abrupto para este tercer movimiento. El cuarto y último, “Espíritu” es el tema oficial que estará presente en todos los actos de este año dual, el más catalizador, donde se mezclan los pasajes más orientalizantes con intervalos de cuarta, sonoridades flamencas y otras más cercanas a Falla.
Kawakami