Doce Notas

Música catedralicia española

libros  Música catedralicia española   A pesar de que López-Calo ya había publicado en 1972 un primer libro sobre el catálogo del archivo de música de la Catedral de Santiago, La música en las catedrales españolas es hasta el momento uno de los primeros ensayos monográficos que han salido a la luz referentes a esta temática concreta y con este carácter de generalidad.

Llegada sin duda a convertirse en una referencia bibliográfica dentro de la materia tratada, este trabajo de proporción enciclopédica recoge un análisis histórico desde la Edad Media hasta el siglo XX de todos los géneros, estilos y características específicas de la música creada y destinada a ser interpretada en esos templos sagrados españoles, las catedrales, que significan el culmen arquitectónico y artístico de la adoración y el culto divino al Creador Supremo.

La intención inicial del estudioso autor de esta obra ha sido la de reconstruir la historia de la música en las catedrales, no tanto a nivel estrictamente historiográfico, sino desde el pensamiento y la voluntad que movía a las autoridades religiosas de cada catedral en particular, materializado en reglamentos teológicos y estilísticos que afectaban a cómo se desarrollaba la música en las ceremonias litúrgicas catedralicias. No sólo a las autoridades eclesiales supremas, también al autor le interesa el componente creador de los compositores, de los maestros de capilla, de los organistas, etc. Este prolijo estudio no se centra en realizar un mero compendio de autores y obras sacras, sino que se estructura partiendo de cada época histórica, analizando la evolución y las transformaciones de la música con destino a las catedrales, a través de las diferentes formas y estilos que impuso cada siglo, así como los diferentes usos, significados o finalidades que posee cada texto sacro en los diversos tipos de liturgia.

El propio jesuita asegura que a la hora de redactar su ambiciosa obra ha preferido apoyarse más en su experiencia de más de 60 años dedicados a la investigación y el estudio histórico de materiales contenidos en los fondos de los archivos de las catedrales españolas, catalogando documentales y actas capitulares, que en bibliografía publicada por otros estudiosos en la materia, la cual ha optado por no adjuntar en páginas finales. A pesar de ello, a lo largo de las cinco partes y el total de 27 capítulos en los que se subdivide el libro, incluye a menudo citas de otros autores para enriquecer el discurso desde otras ópticas de estudio, con lo que se puede decir que es un trabajo amplio y debidamente documentado.

 

López-Calo nos sumerge en la música gestada en las catedrales través de un estilo analítico sin caer en un cerrado academicismo (como él mismo reconoce) en el que se percibe por su misma condición de siervo de la Iglesia, un espíritu devocional, y con frecuentes apelaciones a la primera persona, lo que otorga cierta familiaridad, que no informalidad, al discurso. Un elemento que aporta riqueza a este riguroso trabajo es el apoyo gráfico con innumerables ilustraciones musicales de las diferentes formas musicales sacras, extraídas de los manuscritos originales con los que el sacerdote ha trabajado, además de con citas textuales de ordenanzas y documentos de índole teológica o legal-eclesial, que sitúan perfectamente al lector en el contexto sociocultural de cada periodo histórico analizado.

 

Los tres primeros capítulos, a manera de introducción, sirven al autor para explicar los orígenes y comienzos del ritual religioso desde una óptica histórica-teológica, sin adentrarse en profundidad en los aspectos musicales: liturgia hebrea y cristiana, oficios monástico y catedralicio, fundación de las catedrales, reforma gregoriana, Lex Romana, cabildos catedralicios… A partir del nacimiento de las catedrales, el elemento musical será muy relevante, ya que surgirá una liturgia musical asociada a ellas. De este modo el autor pasa pronto a desgranar la monodia y la polifonía, dedicando un epígrafe a lo que significó el Codex Calixtinus santiaguino en los primeros años de la polifonía española. Se definen las etapas de la música antigua Ars Antiqua y el Ars Nova en lo que afectaron a España y se concluye hablando de cómo se celebraban las principales fiestas cristianas (Navidad, Semana Santa, El Corpus…).

 

La segunda parte está dedicada toda ella a la época renacentista. El autor analiza la nueva organización musical de esta etapa histórica con el establecimiento de catedrales y cabildos, los orígenes de las capillas de música, chantre y sochantre, la capilla polifónica, los niños de coro, la figura del maestro de capilla… Asimismo, explora las formas musicales asociadas a la polifonía en latín, y la música en castellano (Cancionero de Uppsala, las villanescas de Francisco Guerrero, el inventario de la catedral de México…). López-Calo concluye este segundo bloque con el papel catedralicio del rey de los instrumentos, el órgano, realizando un repaso a su desarrollo en el siglo XVI, las características del intérprete de órgano, su repertorio (tientos…), para posteriormente definir el papel de los ministriles como instrumentistas de música al servicio del culto religioso y un nuevo repaso a las fiestas del calendario cristiano durante esta etapa histórica.

 

El siglo XVII ocupa todo el tercer bloque del libro. Comienza estableciéndose el periodo barroco tanto en Italia y en Europa como en nuestro país. Se repasa la polifonía en latín con sus formas musicales (misa, motete, vísperas) así como la polifonía en castellano a través de sus principales contribuidores (Gaspar Fernández, Juan Bautista Comes, Miguel Gómez Camargo…). De nuevo el bloque se cierra con los capítulos dedicados al órgano y su música en este siglo (tiento contrapuntístico, tiento vihuelístico), los ministriles y su música (instrumentos y su uso en la liturgia, Códice de Segovia…) y las fiestas.

 

La cuarta parte se dedica al siglo XVIII con la definición de este periodo dominado por el final del Barroco y el comienzo del Clasicismo musical, siglo que concluirá con la supresión de los villancicos. Los siguientes dos capítulos de este bloque están dedicados monográficamente a la música vocal (la misa, el motete, salmos e himnos, Lamentaciones y Misereres de Semana Santa, villancico, cantata) y la instrumental, dividida en música para órgano (José Elías, Ojinaga, la escuela toledana, José Lidón, Albero, Rodríguez Monllor, Blasco de Nebra…) y música para otros instrumentos (canciones para ministriles de Rodríguez de Hita, conciertos, sinfonías).

 

La parte final de este trabajo sobre la música en las catedrales españolas engloba tanto al siglo XIX como el XX, con un primer capítulo de repaso a los trascendentales acontecimientos históricos de todo el XIX (el reinado de José I y la Guerra de la Independencia, reinado de Fernando VII, desamortización y concordato, Isabel II, República, Alfonso XII y el canovismo), y dos siguientes capítulos de nuevo orientados a la música vocal e instrumental que se componían e interpretaban en esta centuria. El último capítulo, únicamente destinado al siglo XX, se centra sobre todo en explicar en sentido general las nuevas relaciones entre política y religión, materializadas en los cambios que supuso la legislación litúrgico-musical con la publicación del documento pontificio Motu Proprio (1903) del papa Pío X, las reformas de mediados de siglo de Pío XII y por encima de todo, el Concilio Vaticano II de 1962, convocado por Juan XXIII.

 

Es muy loable un trabajo de tales magnitudes y proporciones que seguramente abrirá la puerta para que la investigación musicológica siga ahondando en el insuficientemente explorado pero apasionante mundo musical de las catedrales españolas.

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