Doce Notas

Villalonga contra Paloma O’Shea, o la envidia de Wert

siamo forti  Villalonga contra Paloma O’Shea, o la envidia de Wert

Fundación Albéniz, Escuela Superior de Música Reina Sofía © K. Bashkirov

El pasado 1 de julio se reunió el citado Patronato confirmando la retirada de su Junta del ya citado Ayuntamiento y de la Fundación Caja Madrid. Se confirmaba también la incorporación del Secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, y la Consejera de Empleo, Turismo y Cultura de la Comunidad de Madrid, Ana Isabel Mariño Ortega.

Diez días más tarde, el 11 de julio, ni las Fiestas de San Fermín ni el Tour de Francia han terminado. El mundo de la cultura en su vertiente musical y pedagógica, que es la que aquí nos interesa, se prepara para capear el difícil verano que nos espera, todo con la ansiedad característica de estos últimos tiempos en los que el parte de víctimas tras cada estación se convierte en imperiosa noticia.

Pues bien, en este día de canícula, el diario El País, en su edición digital, publica en portada y primera línea un artículo en el que se cuentan las descalificaciones lanzadas por Fernando Villalonga contra el Instituto de Música de Cámara de Madrid y, por ende, de su presidenta, Paloma O’Shea, todo ello en un pleno del Ayuntamiento de la capital el pasado mes de marzo, cuando Villalonga era aún Delegado de las Artes del Consistorio. Esas descalificaciones han sido respondidas por Paloma O’Shea en una carta, y a su vez, Villalonga (que no se calla ni bajo el agua), ha contestado. Tras estas agrias declaraciones, “una portavoz de Villalonga se quejó ayer de la filtración…” Raro, raro… ¿quién habrá sido el filtrador?

Lo que el principal diario de nuestra piel de toro convierte en noticia es el tono de las declaraciones de Villalonga. Según recoge la noticia, Villalonga respondió a la oposición: “¿Ustedes están defendiendo que la esposa de don Emilio Botín haga filantropía con dinero público?” Paloma O’Shea le responde por carta que es una apreciación sexista, “en condición de esposa de mi marido”, a lo que Villalonga vuelve a responder también por carta sobre “la pobre redacción y tono grosero” [sic] que empleaba Paloma O’Shea, “o quien le escribiera la carta”, y remacha que el Instituto se financia “al 100% con fondos públicos, salvo que usted considere a Caja Madrid como una institución privada”.

Hay más perlas en esta polémica que merecen la visita a la noticia de El País. Y no pocas cosas que no son verdad, como por ejemplo ese porcentaje de financiación pública. Pero, para gente del sector, se queda uno a cuadros. Como le ha ocurrido a Izquierda Unida, que no da crédito al ver a Villalonga convertido en leninista.

El presente contra el pasado

Este país es un pozo de paradojas. Décadas después de gestionar la cultura sin distinguir ni blanco ni verde, el Delegado de las Artes del Ayuntamiento regido por Ana Botella se lanza al ruedo para preguntar cosas como, ¿Caja Madrid –entendemos que habla de su Fundación– es pública o privada? Durante lustros, esta Fundación poseía ese carácter cuántico que nos permitía considerarla como pública y privada a la vez, sin que tuviéramos nadie la menor curiosidad por determinar si era lo uno o lo otro. El caso es que funcionaba. Y ahora que no funciona, abrimos la caja (como en la paradoja del gato de Schrödinger), para ver si era pública o privada, y ante la duda, atizamos al adversario con la versión que más nos convenga.

También, de pronto, alguien se cae del guindo y descubre que toda la acción cultural desarrollada por Paloma O’Shea se beneficiaba de que era la esposa de Emilio Botín. Lo que hasta ayer mismo era motivo de encendidos elogios, ahora es sospecha. Porque, veamos las cosas como son; obviamente, Paloma O’Shea es la esposa de Emilio Botín, también lo ha sido durante décadas. Al mismo tiempo, Paloma O’Shea es la mujer que ha desarrollado un conjunto de iniciativas portentosas para la música en España (y no voy a hacer la lista porque me aburre). ¿Quizá Villalonga sugiere ahora que Paloma O’Shea jugaba con ventaja? Si es así, los que podrían quejarse de ello son los que lo sufren como competencia; por ejemplo, las escuelas de música de carácter público. Pero Villalonga hablaba en nombre del mismo Ayuntamiento que está dejando en cueros a esas mismas escuelas de música que dependen de él; lo que deja las manifestaciones de Villalonga a un nivel cercano al modelo que parece guiarle a la hora de hablar, el del “admirado”  José Ignacio Wert, el señor que cada vez que abre la boca provoca un incendio.

Y, si seguimos buscando algo de coherencia, recordemos que el Ayuntamiento de Madrid lleva en manos del mismo partido desde hace tropecientos años, y fue ese mismo Ayuntamiento el que facilitó la construcción de la Escuela Reina Sofía a dos pasos del Palacio Real, vendiendo en su momento la acción como un salto de calidad extraordinario para la ciudad. ¿Está haciendo Villalonga la oposición a su propio partido, o al que representaba como Delegado de las Artes? ¿Desde qué situación habla la gente en este país?

¿Por qué no decimos las cosas por su nombre? Lo que ha hecho Paloma O’Shea para la formación musical en España es extraordinario y no hay contestación posible a ello salvo para la competencia. Pero, es cierto que también es elitista. ¿Es esto ahora un defecto y antes no lo era? O hablemos de lo público. ¿Se ha beneficiado Paloma O’Shea de ser quien es para buscar apoyos allí donde pudiera? Parece innegable, pero hasta hace poco, esto era un don gracioso, una innegable virtud. Después de todo, ¿cuántas esposas de banqueros han dedicado toda su actividad a algo así? La confusión entre público y privado no lo ha inventado O’Shea, ella simplemente pescaba en caladeros de personas importantes que, como todos sabemos, no son muchas en España y circulan entre grandes empresas a través de pasillos muy anchos para esos elegidos.

Y cuando Paloma O’Shea ha considerado que su actividad merecía un grado de institucionalización razonable, ha entrado a saco en las instituciones públicas, entre otras cosas porque ellas serían finalmente beneficiadas cuando transcurriera el tiempo.

Hasta aquí, todo esto parecería un simple exabrupto de un político incontinente. Pero cuando los españoles nos enfadamos… Y si tocaba descalificar a Paloma para retirar unos cochinos 28.000 euros, pues se le descalifica por “pésima gestión” y “falta de criterio y transparencia”. Descalificaciones que si se pueden demostrar, no se entiende a qué estaba esperando para hacerlo. Obviamente, Paloma O’Shea ha respondido tildando las declaraciones de Villalonga de sexistas, a lo que Villalonga, jugando el papel de crítico literario, responde que la redacción de la carta “es pobre y grosera”. En fin, pobre, no sé, pero grosera ¿por qué? ¿Cómo lee Villalonga? Y para rematar, pone en duda que ella misma sea la autora de la carta, lo que se convierte en un argumento que podría rebotarle a él mismo.

En suma, un disparate que ofrece varias lecturas. La primera sería que con la crisis no hay amigos ni se hacen prisioneros. Villalonga, recriminando la acción de Paloma O’Shea, descalifica de raíz la de su propio partido y se erige en una suerte de bolchevique especialmente mal colocado. Reprocha el uso de fondos públicos a quien los ha recibido, pero nada dice de quien los ha dado. Y para no convertir su intervención en un absurdo, acusa al citado Instituto de mala utilización de los fondos sin dar más explicaciones. Demasiado trilero para ser cierto, querido Villalonga. La siguiente lectura nos conduce a un tremendismo que arrasa cualquier sutileza cultural.

Las actividades de Paloma O’Shea (y las de un nutrido grupo de profesionales, no lo olvidemos), han alcanzado un nivel de excelencia que hace justicia a esta sobada expresión de un modo desconocido en la España reciente. Pero, si nos cargamos la ciencia, la educación general, la sanidad y otras lindezas, que pinta la excelencia en nuestro país. La andanada de Villalonga significa poco en términos reales, el Ayuntamiento de Madrid se ha retirado del Patronato y resta una aportación de 28.000 euros. Si Paloma O’Shea hiciera honor a las descalificaciones recibidas, se lo cogía a su marido del dinero de bolsillo y punto. Pero, ni ella es así, si nos atenemos a los comportamientos de las instituciones que ha creado, ni el problema se queda ahí, el daño moral es muy grande; equivale a decir que todo lo que ayer era magnífico, ahora es sospechoso; equivale a decir que ¿para qué queremos música de cámara de nivel internacional? Y en este todos contra todos, termina ganando el más fuerte. Porque, ¿para qué queremos fútbol y toros?

En suma, un asunto muy feo que, a lo sumo, muestra que el PP tiene banquillo para sustituir a Wert cuando a este le dé afonía. No he puesto ni un solo elogio que no sea ponderado en la actividad de Paloma O’Shea porque no viene a cuento ni me corresponde a mí; pese a los logros extraordinarios que ha realizado esta “filántropa”, casi la única que tenemos en España, no siempre tengo que estar de acuerdo con sus acciones. Pero, es tan fácil dejar la intervención de Villalonga al nivel del betún que lo dejo para otros.

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