Doce Notas

ELISA, VIDA MÍA

opinion  ELISA, VIDA MÍA

Elisa Roche (Foto: Cortesía Asociación Orff de España)

Primero, desde su práctica en la metodología Orff de la que era especialista; más tarde, desde su Cátedra de Pedagogía del Conservatorio Superior de Música de Madrid; después llegaría su trascendental aportación a la reforma musical de los noventa que dejó una huella imperecedera. Finalmente, cuando el Gobierno del PP descabezó el equipo que ella había aglutinado como Consejera Técnica, Elisa Roche no dejó de ser una referencia imprescindible para los que tuvieron que deshacer el entuerto y para cualquier interesado en los vericuetos de la reforma educativa que, como tantas cosas en nuestro país, pasaba a quedar “pendiente”, al menos en sus últimos flecos y, de modo especial, en el tramo de la educación de grado superior de música. Queda como título de gloria su aportación a la creación de las escuelas de música. Una parte destacadísima de su reflexión tras el vergonzoso revolcón de 1996 lo ha dejado plasmado en Doce Notas y de ello daremos cuenta muy pronto.

Al hilo de tan sensible pérdida, todavía seguimos interrogándonos por el absurdo de la destitución del equipo de Elisa Roche en el aciago 96 a manos de Esperanza Aguirre (¿podía ser otra?) cuando ésta era Ministra de Educación y Cultura. Pese al tiempo transcurrido, aquella escabechina sigue mostrando su lado gratuito, dañino e indigno. ¿Qué clase de maldición parece pesar sobre la cultura española para que los altos cargos políticos consideren a los especialistas del sector cultural (o educativo) como monigotes a los que se menea, se vapulea o se cesa sin una reflexión suficiente? La historia del cese de Elisa Roche es ya muy vieja (aunque los causantes, como el dinosaurio del cuento, todavía están ahí), pero la actualidad nos vuelve a traer otras historias de desmantelamientos escasamente explicados. Podría ser el caso de Nacho Duato, que acaba de presentar uno de sus últimos espectáculos como Director de la Compañía Nacional de Danza, y se ha explayado en la prensa sobre las circunstancias de su despedida. Cierto es que Duato llevaba 19 años al frente de esta compañía, pero no ha quedado bien explicado por qué una gran figura debe marcharse (aparte de liquidar su legado y memoria) si su actuación es meritoria. En otros países hay grandes figuras que mueren con las botas puestas si lo han merecido. También se ha explayado López Cobos en la presentación de la que será su última temporada en el Teatro Real. El maestro zamorano no se ha mordido la lengua para decir que por segunda vez es descabalgado de una función artística en España y que espera que ya no haya una tercera. ¿De verdad nos sobran los talentos? ¿Seguimos entendiendo los cargos artísticos como una especie de canonjía que hay que repartir? Habría mucho que reflexionar sobre esta especie de crueldad hispana que nos termina privando de los mejores. En todo caso, para Elisa Roche ya ha llegado la hora del descanso. Ella ya sabía que los amigos no la olvidaríamos.

Puedes descargar el artículo Horror en el hipermercado, publicado en Doce Notas 4, diciembre 1996-enero 1997.

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