Este valenciano es reclutado para ir al frente ruso ya que era miembro de la banda militar del cuartel donde se encontraba realizando el servicio militar y era falangista; de este modo participa en el primer cuerpo de expedicionarios voluntarios de La División Azul dentro de la banda de música. Este diario abarca las fechas desde el 25 de agosto de 1941, fecha en la que sale de viaje hacia San Sebastián, hasta el 14 de octubre de 1942 que regresa a Valencia. Tanto la ida como la vuelta están muy pormenorizados, casi día a día escribía, pero el resto del diario no es tan constante. Su nivel cultural era bajo y sus visiones de las diferentes tierras por las que iban pasando es una mirada muy de agricultor, por ejemplo, Francia es para él como tierra de pastos para animales, Alemania, Polonia, Lituania, Letonia, Rusia llaman su atención pues a pesar de estar en guerra los cultivos están muy cuidados. Como persona tiene un gran trato humano, directo, algo que se percibe en su modo de escribir y de percibir el mundo. Por las estepas rusas piensa que deben estar en un paraje muy elevado pues el firmamento está muy bajo.
No es un diario de guerra, su labor como soldado se refleja de manera escueta, y sí destaca en cambio las referencias a las fiestas con sus compañeros, con los alemanes y la gente del pueblo ruso. Como músico desarrolla actividades diversas desde toques propiamente militares, diana, retreta, marchas militares, himnos… a la conciertos para oficiales o para diferentes batallones, la amenización de fiestas, y siempre teniendo como excusa las fiestas nacionales españolas y las misas de los domingos. A partir del mes de junio de 1942 se estipuló la realización de conciertos todos los jueves y domingos a petición del general D. Esteban Infantes. Lo que más gustaba del repertorio eran los pasodobles entre los que destacan Pepita Greus, La Gran Vía, Oviedo, La Parrala, Los voluntarios, canción de Retreta de Burón.
Al final del libro quedan recogidos una selección de las canciones y poesía que Joaquín Ros Cabo recogió, eso sí, la letra de las mismas, sin notación musical. Además, intercaladas entre los diferentes días del diario hay fotografías originales de la Guerra Civil, insignias que utilizaba el ejército, numerosas escenas cotidianas, mapas, estampas religiosas rusas, telegramas, gráficas de temperaturas máximas y mínimas…todo un patrimonio histórico recogido por él.
Con esta edición, gracias a la editorial Carena Editors y a Kiliam Cuerda Ros, sale a la luz un diario realizado por un divisionario que quiso plasmar sus vivencias e impresiones para no olvidar todo lo sucedido en las «Naciones extrajeras», como él mismo abre su diario, y poderlo recordar en su vejez.