Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Es lo que ha sucedido con la Asociación de Amigos de la Ópera de Madrid, que este año cumple medio siglo desde su fundación, y que parece haber alcanzado el límite de su paciencia respecto al trato verbal que el público que asiste a las temporada operística del Teatro Real, muchos de ellos miembros de dicha asociación, sobre todo aquel que no muestra su complacencia con la programación del actual director artístico, Gerard Mortier.
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