Doce Notas

El Bach de Eulàlia Solé

cdsdvds  El Bach de Eulàlia SoléEl Barroco es un periodo histórico completamente artificial que comprende una época delimitada entre las fechas emblemáticas de 1600 a 1750; por un lado el nacimiento de la ópera y por otro la muerte de J. S. Bach. Pero en realidad bajo esta etiqueta, más válida en cuanto a categoría pedagógica, se encuentran diferentes épocas y estilos. Punto culminante de la misma, y para no extendernos, vemos aquí representados la autonomía de lo que nació como música da sonare, música específicamente escrita para los instrumentos, en este caso para tecla; y el desarrollo de una forma musical por excelencia, la fuga.

Aún quedan restos en el ideario común de esa imagen de Bach tocando pasajes endiablados con ambas manos y pies a los pedales del órgano, dirigiendo el coro y la orquesta con movimientos de cabeza, escuchándolo todo, sin perder nada de vista. Y es que Bach estaba en todo, así fue su vida entregada por entero a la música. Con él podemos pasar desde la más profunda tristeza a rebosar de alegría, de  La Pasión Según San Mateo hasta los Conciertos de Brandemburgo; precisamente fue durante la época de Koethen donde escribió su música más alegre y festiva, casi bailable. Y aquí ocurre un poco lo mismo.

Bajo un guiño musical muy utilizado, dando una vuelta de tuerca más en este cd, encontramos el sujeto dentro del sujeto. La figura de Bach desplegada en estas 8 piezas elegidas bajo las iniciales de su propio nombre, ya que la nomenclatura alemana permite asignar notas a las letras. De este modo, las notas implicadas en este juego son B (Si bemol), A (La), C (Do) y H (Si natural), y de ahí los preludios y fugas que Eulàlia Solé ha elegido, los que están en las mismas tonalidades.

Desplegando su vertiente más bachiana, ha podido autoeditarse gracias a los cambios en el sistema discográfico, que han permitido tener acceso a la distribución digital en itunes, spotify, etc, así como en tiendas de música especializadas a finales del año pasado.

El preludio y la fuga, combinados como contraste, quedan fijados para la posteridad en El clave bien temperado, donde Bach pone 48 veces al servicio de un verdadero cosmos musical ese mismo acontecer formal. Se encuentran scherzo y cultos divinos, fiestas y meditaciones “trozos de carácter” y las más artísticas fugas triples.

Con un piano Steinway aparece un Bach de tempo más sosegado y reconfortante, quizá más romántico ―no en vano fue en esa época en la que empezó a recuperarse su olvidada figura–,  con matices sutiles que enriquecen la interpretación y donde el virtuosismo consiste ya no en un alarde de fuegos artificiales y un más difícil todavía, sino en saber transmitir esos pequeños temas o motivos, unas pocas notas de manera más cantabile, que hacen la función de sujeto y contrasujeto, germen de todo el entretejido de las piezas. No le falta nitidez ni precisión en cada uno de ellos, transmitiendo belleza, energía, música divertida y compasiva. En definitiva, como la propia Eulàlia Solé dice, transmitir la música como vivencia, donde el acto interpretativo “es una realidad espiritual que se transmite de espíritu a espíritu en un acto de ofertorio”.

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