Doce Notas

‘Playing Goldberg’

cdsdvds  Playing GoldbergHemos sacralizado la partitura, el concierto, la grabación… parece que hemos olvidado que la música es algo vivo, ocurre en un tiempo determinado, se nos escapa; la música es algo en constante evolución. Playing Goldberg nos ofrece una visión actual que no renuncia en ningún momento a las sonoridades barrocas, pero que mediante un proceso de investigación sonora, armónica, tímbrica, nos conmueve y enseña caminos que siempre estuvieron en la partitura y que tan sólo había que atreverse a seguir.

Garnati Ensemble fue fundado en 2005 por Pablo y Alberto Martos, como grupo de música de cámara, abierto a distintas combinaciones instrumentales, contando con artistas invitados de primer nivel internacional según las necesidades de cada proyecto. Han colaborado con el pianista Tommaso Cogato y, en esta ocasión, cuentan con el violista Yuval Gotlibovich. Junto a este último graban a principios de este año 2012 su propia adaptación de las Variaciones Goldberg de J.S.Bach para trío de cuerda, avalados por el sello discográfico Sony Classical.

Sony Music ha apostado por estos tres jóvenes músicos que tratan de hacer familiar y cercana su música, bajo un título que esconde mucha audacia “Playing Goldberg”. ¿Tocamos, jugamos? Aquí nos vamos a encontrar sonoridades atrevidas, arriesgadas, como si estuviéramos en el dormitorio, una de esas noches de insomnio, oscuras, frías, interminables en las que el conde  Hermann Carl von Keyserlingk (1696-1764) de Dresde no podía dormir, y Goldberg (destacado alumno de Bach y clavicordista de la corte) no paraba de tocar. Aunque este relato de J. N. Forkel (primer biógrafo de Bach) sobre esta pieza está cada vez más cerca de pertenecer a la leyenda, no hay duda de que la singularidad y enorme riqueza de sus melodías, la genialidad de cada variación, demuestra que, trescientos años después de su composición Las Variaciones Goldberg es una de las obras más sugerentes, ricas y fundamentales de la historia creativa de la humanidad a la que se han acercado los más grandes intérpretes de la historia de la música.

Esta transcripción consigue desde el aria de inicio una sensación de extensión, de amplificación del espacio en comparación con el intimismo y líneas más direccionales que se pueden apreciar en el piano de Glenn Gould. Es asombrosa la manera como los dedos vuelan en las obras de Bach, y ésta es una de sus piezas instrumentales dedicadas a los aficionados competentes y exigentes, pero en las cuerdas alcanzan una nueva dimensión. Con un respeto y veneración hacia el abuelo Bach, quien compuso en 1741 esta obra por encargo [muy bien pagado por cierto: una copa de oro que contenía un centenar de luises de oro, el equivalente a 500 táleros, casi su sueldo de un año como cantor de la Thomaskirche de la misma ciudad de Dresde] se acercan a esta versión planteándonos complicidades que vienen de la danza, la fotografía, las artes plásticas o el vídeo.

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