Doce Notas

Iamus o el ordenador que compone

cdsdvds  Iamus o el ordenador que componeAl principio Iamus creaba obras pequeñas, de música de cámara, para dos o tres instrumentos, incluso para voz; pero aquí ya podemos ver un trabajo completo. Escribe y domina la notación musical estándar, la composición, el uso de los instrumentos, su ergonomía y sus rangos, así como las agilidades que le son propias.

Iamus es un ordenador capaz de componer en base a un algoritmo matemático que funciona bajo un enfoque biométrico. Es algo habitual que el mundo científico dirija su mirada hacia el arte. Los investigadores buscan diferentes formas de expresar, de aplicar conocimientos y tecnología a la producción de objetos artísticos. La música tiene una estructura matemática subyacente que hace que esos algoritmos sean fácilmente trasladables.

No es la primera vez que se trabaja en esta dirección. Ya en la edad media, la música gozaba de una alta consideración situándose dentro del quadrivium, junto a la aritmética, la geometría y la astronomía. En 1777, Mozart describió un juego de dados que consiste en la composición de una pequeña obra musical, un minueto de 176 compases que tituló Juego de dados musical (Musikalisches Würfelspiel), asignando a cada tirada un compás preestablecido. Y por supuesto, no podemos dejar de mencionar las matrices seriales del siglo pasado.

Má información: www.melomicsrecords.com

La base de todo el sistema compositivo de Iamus es el genoma musical que contiene una determinada información; es como la semilla que dará lugar a la obra. Como explica el doctor Francisco J. Vico “el proceso de composición es similar al proceso de generación de seres vivos, es decir, idéntico al proceso de desarrollo embrionario donde a partir de una única célula se genera todo el organismo complejo. La evolución nos dirá qué composiciones son más validas”.

Iamus crea, el músico detecta los problemas y el científico revisa; así surgió la primera obra titulada Hello world! cuyo título es un guiño al mundo de la computación, y desvela las potencialidades creativas de la máquina. La grabación de esta pieza supuso algo muy especial, un punto inicial, ya que los intérpretes eran conscientes de estar ante un hecho insólito. Tránsitos es la primera obra para gran orquesta sinfónica, dedicada a la memoria de John McCarthy, científico estadounidense que acuñó el término “inteligencia artificial”.

Proporcionando los datos siguientes, una formación camerística menos habitual, para viola d´amore y clave, Iamus compuso Nasciturus  teniendo que adaptarse a un tipo de lenguaje específico usando abundante ornamentación, puesto que así lo demanda el período barroco. Bajo el título Alphard se muestra esta pieza para clarinete solo donde se explotan las posibilidades del instrumento, y Kinoth (Lamentos), para violín y piano, con un color armónico que evoca un estado triste.

La obra Colussus para piano solo hace referencia al primer ordenador electrónico programable, utilizado durante la Segunda Guerra Mundial para descifrar mensajes, y también juega con las posibilidades extremas del instrumento. Udagi es una palabra sánscrita que significa “el comienzo de una nueva era”, y, por último, Mutability, para voz y piano, muestra la capacidad para escribir idiomáticamente para la voz.

“Cada una de las obras tienen un carácter diferente… por ejemplo, la de voz está escrita en una tesitura dulce, expresiva; la de violín y piano tiene mucha fuerza, y la de piano solo es más anguloso, más trágica… La utilización del algoritmo adaptado a la música es lo que proporciona la coherencia musical, ya que si no sería totalmente aleatorio. La música es compleja como la vida misma, en el borde del caos»; palabras de Gustavo Díaz-Jerez, pianista, compositor e investigador del proyecto.

Hasta ahora hemos resaltado el lado más lógico, matemático, compositivo, pero este proyecto en realidad va más allá. Iamus también hace referencia al nombre que recibe el semidiós de la mitología griega, hijo de Evadne y Apolo, que tiene la facultad de predecir el futuro y de comprender el canto de los pájaros.

Ya que el ordenador tiene la capacidad de generar infinitas obras, también podrá crear muchas versiones de una misma pieza; una melodía puede evolucionar en una dirección determinada que una aplicación demanda. A simple vista parece una locura, pero si unimos esto a un paciente y su evolución terapéutica, estamos ante el siguiente paso de una nueva era: una emoción de tipo positivo o negativo, asociada a ciertos estados de más relajación o más activación proporcionan información sobre la utilidad de la música y en qué consiste ese estímulo. El ordenador podría detectar el estado fisiológico del paciente e ir componiendo para llevarle hacia un lugar u otro; lo ideal es que la música se adapte a esos estados, y evolucione ofreciendo soluciones médicas.

Todo esto es posible gracias al proyecto Melomics, promovido por la Universidad de Málaga y financiado parcialmente por el ministerio español de Economía y Competitividad.

Parte de las piezas han sido grabadas a principios de marzo en la Sala María Cristina de Málaga, muy cálida y de una belleza artística impresionante; y otras, el 13 de abril, en Angel Recording Studios, en Londres, con una de las mejores orquestas abierta siempre a nuevos retos. A este cd le acompaña un dvd donde se puede encontrar toda la información que he tratado de explicar, y parte de las grabaciones de las obras.

Bajo la premisa de que el ordenador es igual al ser humano, y que existen testimonios acerca de que las partituras están mejor hechas incluso que las de algún compositor, este proyecto histórico abre una nueva era en el mundo de la composición, y surgen numerosas preguntas: ¿puede un ordenador crear?, ¿puede un ordenador sentir y hacer sentir, expresar?; si Iamus continúa su trabajo, ¿estudiaremos este corpus al igual que tradicionalmente se establecen períodos de juventud, madurez, …o, primera etapa, segunda, tercera..?, ¿podremos llegar a determinar qué música provoca de manera inequívoca un determinado estímulo, sentimiento, sin ningún relativismo cultural?

No se trata de poner en tela de juicio al compositor, de hecho es posible que la creatividad nazca de la complejidad de nuestro cerebro, y que a partir de esta experiencia el compositor no tenga que partir de cero, sino hacer post-procesamiento, algo similar a lo que se hace con las fotografías, identificar lo que es bueno y capturarlo.

En definitiva, estamos ante una era de innovación tecnológica sin límites, donde todo es posible, pero lo importante es que la música sea capaz de transformar nuestras vidas.

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