Este dúo, con un extenso y exitoso futuro, formado por la soprano Raquel Andueza y el tiorbista Jesús Fernández Baena dedica en esta ocasión el repertorio de su nueva grabación a la música de temática sacra y moralizante de la Italia del XVII. Piezas de importantes autores como Merula, Monteverdi, Mazzocchi o Ferrari, cargadas tanto en música como en texto de elementos retóricos, pequeñas pinceladas que las convierten en joyas pulidas, en autenticas obras de arte.
Se abre el disco con una autentica declaración de intenciones. Bajo una sugerente bergamasca (Vana bergamasca), una maravilla desde el punto de vista musical se acompaña un poema de mensaje totalmente explícito: “Esta misma canción / no es una falsa fábula / sino una sabia verdad: / que todo es vanidad”. La intención moralizante está presente tanto en las piezas sacras como en las que no lo son. La temática sacra se convertía, fuera de las piezas litúrgicas, en un importante recurso, como lo demuestra el Lamento della Maddalena, donde Claudio Monteverdi da un giro sacro y místico a aquel Lamento d’Arianna que tanto significaría para el devenir de la historia de la música.
El punto picante, y un poco mordaz, lo pone Madre, non mi far monaca en la que el autor se mantiene en el anonimato quizás por las consecuencias que pudiera acarrear hacer mención a una situación generalizada y aceptada por otro lado, como era el hecho de que innumerables muchachas nobles o de clase alta fueran obligadas a ingresar como monjas.
En cualquiera de los casos que tomemos como ejemplo la interpretación de ambos músicos es excelente. La tiorba no cuenta en esta ocasión con ningún momento de lucimiento a solo y asume por completo el papel de acompañamiento, pero no por ello es rutinario y plano. Su cuidada lectura unida a una delicada pulsación expresiva ensalza la cálida y especial voz de Raquel Andueza, llena de matices y color, con una fina articulación más que apropiada para el repertorio escogido. Y ahondando en aspectos técnicos, la calidad de la grabación es excelente, como ya lo era en su anterior trabajo. Las tomas son limpias y bien equilibradas, de modo que realza el empaste entre voz y tiorba al igual que lo están ambos músicos.
Esperábamos con impaciencia tras el éxito de su primer trabajo, uno nuevo que como mínimo mantuviera la misma calidad, casi insuperable. Y la espera ha sido merecida tanto por el repertorio y la temática elegida como por las cualidades de la interpretación, demostrando que no se trataba de suerte u oportunidad sino de perseverancia y buen hacer. Por el momento han logrado tocar el cielo, estableciendo su hogar In Paradiso, pero manteniendo los pies en la tierra. Aguardaremos con ilusión un nuevo trabajo disfrutando de lo que tenemos por ahora y deseando ser sorprendidos con algo nuevo, aunque… ¿qué más se puede pedir?