Doce Notas

Las Jornadas de la AEOS-Fundación BBVA analizan el reto de las orquestas sinfónicas

notas  Las Jornadas de la AEOS Fundación BBVA analizan el reto de las orquestas sinfónicas

Robert Flanagan, Rafael Pardo y Ana Mateo. Cortesía FBBVA

Según comentó la presidenta en funciones de la AEOS, Ana Mateo en la presentación de las jornadas que llevan el título: Los triunfos y los retos de las Orquestas Sinfónicas, «la mayoría de las orquestas sinfónicas están expuestas al riesgo de desaparecer por problemas económicos. Ya se han producido casos de EREs temporales y en algunas autonomías, las orquestas han pasado a depender de otras estructuras, lo que abre un periodo de incertidumbre sobre su futuro».

En nuestro país las orquestas sinfónicas dependen en un 80% de la financiación pública, pero sus responsables buscan en el entorno internacional nuevas fórmulas de financiación. Se trata, en palabras de Ana Mateo, «de analizar a fondo el potencial de las orquestas sinfónicas, comparar las herramientas que tenemos para afrontar del mejor modo posible la crisis económica, cuestionarnos si el modelo que hemos seguido hasta ahora sigue o no siendo válido y cuál es el papel que las orquestas juegan en la educación musical del público futuro».

En la rueda de prensa han participado, además de la propia Mateo, Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA, y Robert Flanagan, catedrático de Economía en la Universidad de Stanford.

En busca de la estabilidad económica

Las jornadas dedicarán un amplio espacio al análisis de distintos modelos de gestión. Los recortes presupuestarios públicos están afectando a no pocas orquestas de todo el mundo, que se ven obligadas a explorar fuentes alternativas de ingresos, una área donde la tradición estadounidense es rica en experiencias.

Esta es la perspectiva que ha aportado Robert J. Flanagan, titular emérito de la Cátedra Konosuke Matsushita de Economía de la Business School de la Universidad de Stanford. Este mismo año ha publicado con Yale University Press el estudio The Perilous Life of Symphony Orchestras: Artistic Triumphs and Economic Challenges (La peligrosa vida de las orquestas sinfónicas: Triunfos artísticos y retos económicos) que ha inspirado la definición de estas segundas jornadas.

En ese trabajo, Flanagan analiza la evolución financiera de 63 orquestas sinfónicas de Estados Unidos a lo largo de dieciocho temporadas, obteniendo un diagnóstico de situación claro: «En todo el mundo, las orquestas afrontan problemas similares: ninguna consigue equilibrar su presupuesto solo con la venta de entradas y, en general, la audiencia decrece en número y aumenta en edad».

La incertidumbre es compañera de viaje ineludible, pues «lo común es combinar años con excedentes presupuestarios y años con déficit. Ni siquiera las orquestas célebres son ajenas a este peligro: hace dos años, la Orquesta de Filadelfia -una de las más aclamadas del país- se declaró en bancarrota; aunque ahora ha resurgido tras realizar cambios contractuales con sus músicos». 

Para Flanagan, el éxito pasa por una combinación de tres estrategias: «Aumentar la facturación por conciertos, reducir los gastos de funcionamiento y obtener más ingresos por otras vías (como los patrocinios). Ninguna de estas tres fórmulas funcionará por sí misma: las orquestas tienen que hacer un esfuerzo singular en las tres áreas».

La investigación realizada por Flanagan muestra, por ejemplo, que «aumentar un 10% el precio de las entradas reduce la asistencia a los conciertos en un 5%. Aunque la ratio es ventajosa para los ingresos totales, en Estados Unidos tiene un efecto colateral nocivo: las donaciones privadas tienden a retraerse cuando acude menos gente a las actuaciones. Una alternativa que le ha funcionado a la Orquesta Sinfónica de Chicago es aumentar el precio exclusivamente de las mejores butacas». Flanagan también recordó que la reducción en el ámbito de las orquestas sinfónicas ha sido mayor que en otro cualquier sector de la sociedad.

Otra estrategia consiste en aumentar la asistencia a los conciertos, «un aspecto con margen de mejora, pues, de media, las salas se llenan al 70%. Sin embargo, para ocupar ese 30% restante se suele recurrir a campañas de publicidad y marketing y la evidencia científica muestra que los fondos destinados a este capítulo pierden progresivamente eficacia, es decir, cada dólar adicional tiene un efecto cada vez más pequeño en la captación de público».

Tradicionalmente, apunta Flanagan, las orquestas han evitado abordar el problema de los costes laborales por su alta conflictividad, «pero ya no tienen opción. En Estados Unidos este año se está proponiendo a los músicos congelación o disminución de salarios y menguas en beneficios sociales, como el seguro médico o el plan de pensiones, así como recortes de personal (menos músicos en nómina y más que cobran por concierto). En algunos casos se han logrado acuerdos; en otros hemos asistido a huelgas e incluso orquestas como las de Indiana, Minneapolis o Atlanta han decretado cierres patronales en las últimas semanas…».

Flanagan considera que el futuro es «esperanzador, pero con realismo. Mi estudio sobre las sinfónicas estadounidenses me lleva a pensar que habrá un proceso de concentración, es decir, habrá menos orquestas que se concentrarán en ciudades con mayor nivel de riqueza».

Sobre una pregunta acerca de qué se puede hacer para captar nuevos públicos, Flanagan subrayó que «no hay estadísticas reales sobre los hábitos de los jóvenes que nos puedan hacer saber qué estrategias llevar a cabo. En Estados Unidos se realizan encuestas de participación del público cada 5 años y se ha podido confirmar que todas las artes pierden en número de asistentes».

Acerca de otra pregunta sobre si, dentro de las ayudas del Gobierno, se da prioridad a las actividades pedagógicas realizadas por las orquestas, actividades en las que las orquestas americanas son pioneras, Flanagan explicó que efectivamente, dentro de los proyectos que presenten las orquestas siempre se tiene en cuenta que se incluyan este tipo de actividades para poder recibir ayudas públicas.

Ana Mateo, presidenta en funciones de AEOS, aporta la perspectiva europea, donde la dependencia de los presupuestos públicos, combinada con los recortes presupuestarios, aboca a la búsqueda de alternativas. «Es urgente una Ley de Mecenazgo que haga las donaciones atractivas para la iniciativa privada, pero las noticias más recientes que nos llegan es que la norma carece de fecha prevista de aprobación».

Ha recordado que en las orquestas españolas ya se han bajado los sueldos, aunque ha añadido que no se les debería aplicar el modelo de una empresa productiva, sino de una entidad sin ánimo de lucro que genera un bien de interés social como es la música. Pero también ha hecho autocrítica: «Quizá en las orquestas tengamos que cambiar de mentalidad en cuanto a la percepción que se tenía de que la meta era lograr una plaza fija de trabajo. El objetivo debe ser búsqueda diaria de la excelencia».

También reclama desde las orquestas españolas «un régimen administrativo más flexible. La carga burocrática es tremenda. También reclaman desde las orquestas españolas «un régimen administrativo más flexible. La carga burocrática es tremenda, alarga los procesos y reduce la productividad. Por otra parte, cualquier iniciativa para aumentar la aportación del sector privado se topa con obstáculos. Por ejemplo, hay orquestas que han sustituido los programas de mano de los conciertos –que acababan en la papelera tras la velada- por una revista trimestral que incluye todos los programas y eso les permite, además, atraer publicidad. Pues bien, al no ser ingresos de concierto la Administración Pública les obliga a entrar en un laberinto burocrático adicional porque esos fondos tienen un tratamiento fiscal distinto».

El intercambio de experiencias y el establecimiento de lazos de cooperación internacionales son una de las señas de identidad del foro impulsado por AEOS y la Fundación BBVA, que este año cuenta con representantes de la Real Orquesta Nacional de Escocia (Reino Unido), la Orquesta Nacional de Lille (Francia), la Deutsche Kammerphilharmonie Bremen (Alemania), del Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela y del Weill Music Institute de Carnegie Hall (Nueva York, Estados Unidos).Junto a ellos participan representantes de la gran mayoría de las orquestas españolas.

www.fbbva.es
www.aeos.es

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