Doce Notas

Amadis de Gaule del Bach inglés

cdsdvds  Amadis de Gaule del Bach inglésEsta novedosa fundación cultural lleva a cabo una recuperación de la música francesa que cubre el periodo que le da nombre, el romanticismo, pero también los siglos anteriores e incluso parte del siglo XX. Aunque parezca mentira hay inmensos repertorios del país vecino postergados o mal conocidos, incluso en su propio país, lo que distorsiona el análisis no solo de la aportación de Francia al corpus clásico sino incluso el retrato de toda la música europea. Por otra parte, lo que la Fundación Bru Zane está dando a conocer llega en ediciones excepcionales, de lujo en no pocos casos. Por lo que estamos ante un momento muy efervescente.

Una parte muy sensible del repertorio a recuperar es el de la ópera. Francia en los siglos XVII y XVIII echó un pulso al resto de países musicales de Europa, un pulso ligado a la concepción grandilocuente de Luis XIV y que ya no pudo detenerse hasta el estallido de la Revolución Francesa. El resultado, a vista de pájaro, es que perdió ese pulso. Lully se toca poco o nada, se le conoce como una figura más histórica que artística y poco más. Tras él, solo Rameau mantiene una presencia digna y luego, según la erudición de cada cual, se puede explorar algo más y encontrar una docena de nombres de peso, sobre todo fuera de la ópera, pero sin hacer justicia al esfuerzo y a los logros de un país que fue una potencia artística y cultural decisiva en esos siglos.

La ópera, por ejemplo, ofrece una continuidad institucional única en el mundo. La Académie Royale de Musique fue creada en 1669 y ha  mantenido una tradición asombrosa hasta lo que hoy es la Ópera de París. En el ínterin, se han sucedido regímenes políticos, revoluciones y quince salas distintas pero, con las salvedades lógicas, es la misma institución.

Uno de los periodos de mayor interés para el buscador de tesoros se encuentra en las décadas anteriores a la Revolución Francesa. Se trata del momento de la polémica entre Gluck y Piccini, acompañada por tensiones políticas, como antes lo había estado la querelle des Bouffons (1752-54), que había enfrentado a Rousseau y a Rameau, entre otros muchos.

En uno de esos momentos se produjo un paréntesis interesante. Se trata del periodo entre 1777 y 1780, cuando estuvo frente a la institución Anne-Pierre-Jacques Devismes. En tan pocos años, Devismes se propuso airear el repertorio de la siempre complicada casa y ensanchar la ya agotadora polémica entre gluckistas y piccinistas. Entre otras iniciativas, se le ocurrió encargar una ópera “francesa” a uno de los compositores más famosos de Europa en ese momento, Johann Christian Bach, el último de los hijos del gran Bach. Johann Christian, nacido en 1735, quedó huérfano a los 15 años y estudió primero con su hermanastro mayor, Carl Philip Emmanuel en Berlín, luego con el Padre Martini en Italia, país donde pasó muchos años antes de instalarse definitivamente en Londres y convertirse en el Bach inglés al que se refería Mozart con un cariño que no se interrumpió nunca. John Bach, como también fue llamado, recibió gozosamente a la familia Mozart en Londres en 1764 con motivo de una de las giras del niño genial (tenía Mozart cinco años), y este no lo olvidó nunca.

En 1779, Devismes llamó a Johann Christian para que hiciera una aventura muy azarosa. Se trataba de una versión del célebre clásico de la caballería andante española Amadis de Gaula. Lully había realizado una versión en 1684 con un libreto de su fiel poeta Quinault. Para actualizar ese libreto, Bach contó con los servicios de un hermano de Devismes. Era la tercera ópera realizada sobre Amadis, ya que en 1715 también Haendel dio su versión. Hay una cuarta, ya estrenada en el siglo XX, de Massenet.

La historia de Amadis conectaba ya muy poco con la época. Cervantes, con el Quijote, había realizado un ajuste de cuentas fulminante. Además, en pleno periodo de las luces, el irracionalismo, la magia y los arrebatos heroicos de corte medieval sonaban a rancio. Pero revisar a Lully y a Quinault debía de ser todo un desafío para el entorno de la Académie Royale de Musique.

Sea como fuere, Johann Christian cumplió su parte del contrato y sirvió una ópera “francesa” con referencias vagamente españolas y una música de corte internacional, más italiana que francesa y con un tejido orquestal sólido y macizo alemán al fin.

El resultado fue un fracaso histórico, Amadis de Gaule se representó siete veces y desapareció. Tanto que ha tenido que entrar mucho el siglo XX para tener noticias de ella. El magnífico libro que acompaña a esta grabación lo explica con detalle y precisión.

1779 debió de ser un periodo complicado. Mozart tenía ya 23 años, de hecho tuvo noticias de los preparativos de la ópera de su querido colega y no expreso nada agradable sobre el ambiente francés que le esperaba. Por lo demás, Bach, que no volvió a pisar París, falleció tres años después. Y en muy poco tiempo el entorno era otro. Devismes se fue de la Académie Royale de Musique casi con las últimas funciones de Amadis. Mozart, por su parte, estrenó Idomeneo en 1781 y El rapto en el serrallo en 1782.

La recuperación de esta última ópera de Johann Christian Bach comenzó a partir de 1970, dos siglos después, primero con una versión en alemán y luego otra en inglés; algo curioso en estos tiempos tan cuidadosos y obsesionados con el dato original. Al fin llega la versión original, en francés y se trata de un acontecimiento, aparte de una edición a la altura de las circunstancias de la que se ha publicado una serie de 3.000 ejemplares numerados.

La grabación se ha realizado en la Stani Opera de Praga del 27 al 30 de noviembre de 2010 y nos da cuenta de una ópera vibrante, excepcional en su música y muy aceptable en su tratamiento del idioma francés aunque, claro, no tiene el protocolario regodeo de un compositor local con su idioma.

Una última salvedad, los interesantísimos textos del libro están en francés e inglés. No todo iban a ser buenas noticias; pero para el que se lo pueda permitir, esta edición es pieza da caza mayor.

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