¿Qué serían sino Diabelli, Frank Bridge o Goldberg si Beethoven, Britten o Bach no los hubieran tomado como pretexto para idear sus variaciones homónimas? Lo mismo sucede con las Variaciones sobre un tema de Girolamo Frescobaldi del compositor polaco Aleksander Tansman (1897-1986). Aunque quizás en este caso ambos, inspirador y recreador, comparten igual grado de (des)conocimiento.
La eminente directora Agnieszka Duczman llevó en 2006 al soporte digital está obra camerística junto con varios cuartetos del citado compositor. La interpretación de la Orquesta de Cámara de la Radio Polaca probablemente sea de las pocas que se puedan conseguir de las citada Variaciones en el mercado legal, un motivo que hace aún más recomendable este registro. Y es que su génesis, o mejor dicho, su presentación en sociedad no está exenta de curiosidades.
La Orquestra de Cambra de Barcelona fue la encargada de estrenar dicha partitura en 1947 o lo que es lo mismo, casi 30 años antes de que la obra recibiera su primera audición en la Polonia natal del autor. Tansman fue uno de tantos compositores centroeuropeos forzados al exilio. No deja de llamar la atención, por otra parte, el despertar musical de Barcelona durante la Segunda República y en la primera posguerra. Entre los acontecimientos culturales que en los 30 y 40 marcaron a la ciudad condal figuran el estreno absoluto del Concierto para violín de Alban Berg, la estancia de Arnold Schoenberg o los envidiables castings vocales del Teatre del Liceu. La conexión Tansman-Barcelona, quizás sea menos accidental y casual de lo que parezca. En el catálogo de éste encontramos otra rareza: la orquestación de las Scènes d’Enfants de Frederic Mompou.
Retornando a las Variaciones sobre un tema de Frescobaldi, cabe decir que, pese a los no pocos devaneos atonales de Tansman, esta obra es una auténtica delicia en el más diatónico sentido de la palabra. Quienes recelen de las estridencias vanguardistas pueden refugiarse en esta obra y comprobar como el siglo XX está repleto de bellas obras no necesariamente cacofónicas. Tansman tiene algo de Stravinsky polaco y las Variaciones algo de la Suite Italiana del ruso, no desentona tampoco bajo la etiqueta de compositor neoclásico. Como Stravinsky, Tansman desarrolló buena parte de su carrera fuera de su país, especialmente en París donde se rodeó del denominado Grupo de los seis.
Muy tardíamente, más en el siglo XXI que en el XX, su música ha llegado a Polonia y los estamentos musicales del país intentan restituir su memoria como la de Mieczyslaw Weinberg programando sus obras y grabándolas. Praga y Varsovia incluyen obra sinfónica de Tansman este año en sus sendas temporadas.
Las Variaciones constituyen un ejemplo de música diáfana, sencilla y de un contrapunto selecto en la línea del Adagio de Barber o los Tres Madrigales para viola y violín de Martinu. En las antípodas del fraseo taquicárdico de las vanguardias más in, la suya es una música reposada y contemplativa. No hay tropezones y su escritura es lacia, de audición fácil y plena. Variaciones donde predominan los tempos lentos, como si el compositor no quisiera en ninguna caso contravenir el espíritu original de la melodía dada, sólo matizarla, quitarle el polvo y dejarla nueva. Un cuarto de hora para dejarse llevar.