Doce Notas

La nota falsa o «lobo» en los instrumentos de arco

mas madera  La nota falsa o lobo en los instrumentos de arco

Moviendo el alma

De todos los instrumentos de cuerda los que tiene más posibilidades de tener lobo son el violoncelo y el contrabajo, y en menor  proporción  la viola y el violín. También alguna vez lo hemos detectado en alguna una viola de gamba, pero de todas formas nos centraremos en el violoncelo para ejemplificar este fenómeno tan común y la mayoría de  veces,  molesto.

Explicación  física

Para  entender fácilmente este concepto podemos probar en soplar en el interior de un tubo o de una botella vacía. Si soplamos correctamente obtenemos la emisión de una nota concreta, que solamente podemos cambiar si variamos la forma del continente o su volumen. Las flautas de émbolo funcionan basándose en este principio.

En el caso del violonchelo pasa algo parecido pero no podemos cambiar su forma ni volumen, y siempre habrá una nota que concuerde con la nota de resonancia de ese instrumento. Es cuando se produce el lobo.

Cuando el músico frota la cuerda del instrumento con el arco, esta vibra en frecuencias diferentes determinadas por la longitud de la cuerda vibrante. Dependiendo de la posición de los dedos de la mano izquierda la cuerda la acortamos más o menos para realizar las diferentes notas. El lobo se produce cuando la frecuencia de la nota que vibra coincide con la frecuencia de resonancia de la caja del violonchelo, (el espacio físico, el volumen de aire que contiene esa caja) creando un efecto de refuerzo y rechazo simultáneo de una nota concreta de cualquier escala cromática, provocando un sonido desagradable incluso en instrumentos de alta calidad, una disonancia que recuerda casi un aullido. Mientras esto sucede lo que percibimos es una pérdida y dispersión muy evidente de la nota y sus armónicos fundamentales y se aprecian solamente los armónicos superiores, incluso a veces el sonido que percibimos salta de una nota a su octava superior consecutivamente.

La facilidad de emisión del sonido queda mermada e incluso a veces se aprecia una  reacción extraña en la vibración de la cuerda, siendo diferente de lo habitual. El músico tiene la sensación de que ha perdido el control de su instrumento.

La nota lobo se suele notar: en el violín en las notas do / do# y  más en las posiciones altas de la 4ª cuerda que en las demás cuerdas. En los violonchelos la nota lobo puede oscilar entre las notas Mi b / Mi / Fa / fa#, siendo más evidente en la cuerda 3ª, en las posiciones altas de la 4ª cuerda , y en menor medida en las mencionadas notas  cuando son tocadas en la cuerda 2ª. En los contrabajos suelen ser las notas sol /sol# /la / sib, sobre todo en la tercera  cuerda. En la viola es más raro encontrarlo  y si sucede es en notas y cuerdas similares al violoncello.

El lobo no tiene límites, puede afectar tanto a instrumentos sencillos de estudio como a instrumentos de clase superior. Irónicamente los instrumentos más propensos son los que suenan más y son más potentes, y suelen ser los lobos más difíciles de tratar. Puede aparecer o desaparecer  durante temporadas sin motivo aparente (siempre hay un motivo). No todos los violonchelos tienen lobo y a veces hay chelos con lobo oculto sin manifestarse.

Pruebas realizadas mientras se toca un violonchelo ante un osciloscopio nos demuestran que la vibración normal de cualquier nota emitida tiene una forma de onda que tiende a ser triangular, llamada diente de sierra, de forma bastante clara y evidente. Cuando se toca  una nota lobo la forma de onda se desdibuja pues los armónicos quedan alterados, y la forma que vemos en la pantalla oscila entre el diente de sierra original y otra de una frecuencia del doble de la  primera. Entre las dos frecuencias se pueden observar interferencias de algunos armónicos extraños.

De qué depende  que el lobo aparezca

Procedimientos habituales para eliminar o minimizar la nota lobo

La amplitud dentro del espectro sonoro de la nota lobo afortunadamente es limitada: queda restringida a una pequeña oscilación que es menor de un semitono. Esto significa que si logramos  trasladar el lobo y apartarlo de las notas que quedan dentro de una escala natural cuando tocamos en nuestro instrumento – moviendo el alma  o cambiando el calibre de la cuerda –  podemos esconderlo entre semitonos, es decir moverlo un cuarto de tono, que ya no entra en nuestras escalas clásicas y occidentales.

Para eliminar o minimizar los molestos efectos del lobo hay varios procedimientos a seguir:

1 –el más fácil de poner en práctica es mover el alma un poco. Se trata de intentar “trasladar” el lobo desde posiciones más evidentes (notas naturales y reales) hasta posiciones entre notas (cuartos de tono) que no necesitemos en nuestra ejecución diaria.

2 – presionar el violonchelo entre las rodillas más fuerte de lo habitual. Se puede  hacer en ciertos pasajes, pero presionar de forma continua puede llegar a ser molesto y fatigoso. Lo que  se pretende es quitarle vibración al instrumento.

Por procedimientos externos o añadidos: Con los años de experiencia y tras muchas pruebas realizadas por parte de muchos luthieres se han creado productos específicos para este fin:

3 – el “matalobos” propiamente dicho, es el más habitual y se coloca  en la cuerda que más acusa el problema. Se trata de una pieza de bronce niquelado de forma tubular con una goma interior que se fija en la cuerda con un tornillo. Se coloca entre el puente y el cordal, cambiando la relación de tensión- presión- masa en esa zona obligando así a  mover el lobo de nota, eliminándose total o casi totalmente.

 

 

 

 

4 –  otro tipo diferente de matalobos, consistente en una bola de acero recubierta de goma y con dos muelles en los extremos para tensarlo entre las cuerdas 1ª y 4ª . También se coloca en el espacio que queda entre el puente y el cordal.

 

 

 

 

5 – el matalobos interior. Se suele utilizar en tapas demasiado delgadas. Funciona como una lengüeta de harmónica, afinada con la nota del lobo y existen varios modelos afinados con las notas usualmente más problemáticas ( Mi- Fa – Fa #). Se instala de forma fija en el interior de la tapa, bajo la efe izquierda.

 

6 – el  matalobos exterior. De hecho  lo que hace es presionar el cello de forma artificial como si lo hiciéramos con nuestras rodillas. El aspecto es parecido al de una almohadilla de violín, así como su sujeción, pero lo suficientemente larga como para abrazar el instrumento a la altura de las “ces” o aros centrales.

 

 

 

 

Ver también: www.dialnet.unirioja.es

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