Doce Notas

El secreto de los Ministriles

Se trata de un grupo de instrumentos de viento (al modo de los antiguos grupos que completaban los orgánicos de las catedrales, junto a las voces, el órgano y otros instrumentos del continuo) que reivindica; además de grupos instrumentales tan originales como el coro de bajoncillos (el bajón es el antecedente del fagot), junto con chirimías, cornetas y sacabuches; la práctica de estas formaciones en la interpretación de las glosas del genial ciego burgalés, siguiendo con ello la recomendación de su hijo, Hernando de Cabezón que al publicar la obra de su padre decía: “También se podrán aprovechar del libro los curiosos ministriles…”

Otro Cabezón es posible
Para este encomiable grupo, no se trata solo de aprovechar un repertorio sublime, se busca reivindicar una concepción del organista de Felipe II como un músico integral, improvisador y glosador de obras ajenas, superando una concepción rígida surgida del prejuicio moderno de los Pedrell o Anglés, denostadores de esas prácticas por considerarlas de escasa originalidad, así como por considerar inferior el sistema de cifra con el que se imprimieron los trabajos del divino ciego, principalmente por su hijo Hernando.

El trabajo de Ministriles de Marsias tiene, pues, todo el carácter de una reivindicación, pero, especialmente, resulta una grabación (doble, son dos cedés) enormemente atractiva para cualquier oyente debido a esa inconfundible sonoridad de los instrumentos de viento antiguos de raigambre ibérica apoyada en un repertorio tan excepcional como demasiado ceñido a la memoria de los instrumentos de tecla. J. F. G.

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