Quizá el hallazgo más encomiable que aquí podemos encontrar sea la música del discípulo de Franck: Ernest Chausson, un compositor parisino muy arraigado al panorama cultural francés de finales del siglo XIX, cuya muerte prematura ha hecho que, en la actualidad, conservemos un corto catálogo nada desdeñable. Se halla en este disco su obra más afamada: el Poema para violín y orquesta op.25, interpretado por la RCA Symphony Orchesta dirigida por Izler Solomon. A través de esta obra se plasman tanto su capacidad como su destreza compositiva provistas de claras influencias procedentes del dramatismo melódico wagneriano, el cual se ve acentuado por el timbre que consigue Heifetz.
Por otra parte, mediante el Concierto para violín, piano y cuarteto de cuerda op.21 de este compositor francés existe una magnífica oportunidad para apreciar la estampa de los dos instrumentos decimonónicos por excelencia. Piano y violín comparten protagonismo a través de un bello empaste sonoro, donde las desgarradoras melodías de las cuerdas de Heifetz contrastan de manera formidable con el dulce toque teclístico del puertorriqueño Sanromá, sumiendo al oyente en un ir y venir de gratas emociones potenciadas por el sustento armónico del Musical Art Quartet.
Cesar Franck, al que muchos han denominado como fundador de la moderna música de cámara francesa, clausura este recorrido galo con su célebre Quinteto en Fa menor para dos violines, viola, violonchelo y piano. Con este cíclico quinteto en tres movimientos se confirma el vehemente y particular estilo interpretativo de Heifetz, referente para muchos violinistas del siglo XX.