Esta fructífera cantera de elementos sonoros sirvió para que el compositor forjara su lenguaje, en el que no se olvida la música académica argentina ni las referencias a Stravinsky, Bártok, Falla o Copland. Muestra de ello es el presente disco: Panambí (que significa mariposa en lengua guaraní), donde la Fundación BBVA y la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria presentan la grabación de una selección de obras gestadas en la juventud de este compositor argentino.
La obra se inspira en una leyenda de amor y magia inmortalizada por los indios de las riberas de Paraná y el Paraguay, por ello el folclore guaraní ejerce un peso de crucial importancia en su aspecto colorístico. Además, en este disco también se encuentra el segundo y último ballet de Ginastera, Estancia (1941), donde se plasman las escenas de la vida rural Argentina a través de los ritmos del malambo (danza individual de carácter virtuoso y brillante que es una constante en toda la obra del autor).
La última pieza de esta producción discográfica es la Obertura para un Fausto Criollo (1943), basada en un poema de Estanislao del Campo, en el que un gaucho cuenta a otro la ópera de Gounod cuando asiste a su representación en el antiguo Teatro Colón de Buenos Aires; por lo tanto con esta obertura nos situamos ante un Fausto de esencia latinoamericana que está provisto de técnicas europeas, un fuerte carácter burlesco e inconfundibles ritmos argentinos.
La grabación, llevada a cabo en la Sala Sinfónica del Auditorio Alfredo Kraus de las Palmas de Gran Canaria, ensalza el espíritu de Ginastera gracias a la correcta elección de los tempi, la credibilidad de los contrastes expresivos y la sensibilidad en el tratamiento de los pasajes percusivos. Panambí permite recrearse y complacerse con la energía, fuerza y lirismo de estas tres obras poco reconocidas dentro del catálogo de este compositor porteño.