Falta de sensibilidad de la clase política española hacia la cultura: Desde el gobierno central español han demostrado una inmensa desconexión e incomprensión hacia el sector cultural, uno de los sectores que más gravemente está sufriendo la crisis. Pocos sectores tienen un aumento tan significativo de hasta el 13% del IVA. En comparación otras actividades como el fútbol o la compra de pisos no han sufrido un aumento del IVA tan severo.
Posición completamente contraria al resto de países europeos: En Europa la mayoría de países aplican una imposición reducida, y todo tipo de ventajas fiscales para las actividades culturales. Holanda, en 2011, elevó el tipo de imposición a las actividades culturales, y un año después el parlamento holandés ha tenido que dar marcha atrás en la medida. Además, la Comisión Europea hace años que apuesta por la cultura y las industrias creativas como uno de los motores económicos y de innovación que deben marcar el futuro de Europa, el Libro Verde de las Industrias Culturales y el programa Creative Europe (en aplicar a partir del 2014) son dos claros ejemplos.
Peligra la fidelidad del público / Disminución del consumo cultural: Si, en general, la sociedad española verá como los próximos meses y años su poder adquisitivo baja, el aumento del IVA para las actividades culturales también se verá reflejado en un aumento sobre el precio final de los productos culturales. Esta circunstancia repercutirá indudablemente, a corto plazo, en una reducción del consumo cultural y, a largo plazo, puede influir en las políticas de democratización de la cultura que durante años se han llevado a cabo.
La destrucción de un tejido industrial y de puestos de trabajo: El aumento del IVA, mezclado con otros factores como el incremento de la retención del IRPF a los autónomos (colectivo significativo dentro del sector cultural), la disminución de recursos y ayudas públicas destinadas a la cultura, y una crisis financiera global, harán peligrar enormemente la continuidad de muchas pequeñas y medianas empresas. Las empresas culturales que puedan resistir, al ver disminuir sus ingresos y ver aumentar los gastos, deberán repensar sus estructuras y tendrán que recortar puestos de trabajo.
Es por todo ello que, desde este rincón de la península, desde la comarca más pequeña y musical de Cataluña, también pedimos al gobierno español que recapacite y deje sin efecto estas medidas tan perjudiciales para la cultura y la sociedad. Porque LA CULTURA NO ES UN LUJO!