Doce Notas

Estaba escrito

no sin policrates  Estaba escrito

Pascal Charbonneau y Ana Quintans © Pascal Victor/Artcomart

En Aix el director américo-francés ha puesto el listón muy alto con montajes como Il retorno di Ulisse in patria, programado en dos ediciones para responder a las demandas del público. De ahí que  nunca falten coproductores dispuestos a financiar sus ideas. Y en esta ocasión no iba a ser distinto.

Ante todo, por la posibilidad de subir a escena un título infrecuente de Charpentier, familiar no obstante para Christie, que lo ha paseado en versión concertante y hace unos años lo llevó al disco. Incluso el Teatro Real de Madrid había apostado por esta ópera, descolgándose del intento a última hora de un modo inexplicable e inexplicado. Una auténtica pena para los espectadores madrileños, que se quedarán sin conocer la propuesta escénica desarrollada por Andreas Homoki en un espacio concebido como un inmenso ciclorama de madera, que puede compartimentar a modo de viñetas mediante un juego de mecanismos de precisión similares a un instrumento de relojería.

Homoki facilita de este modo la comprensión  –no siempre clara en el texto– de la historia narrada: los celos de Saul, rey de Israel, temeroso de ser arrebatado del trono por el joven David a quien, tras vencer al gigante Goliath, había acogido en su palacio, del que se verá obligado a salir, viéndose abocado por ello a unirse a los filisteos, enemigos de los judíos. Una dura elección para David, enamorado del hijo de Saúl, Jonathas, que morirá en sus brazos, momento tras el cual, al tiempo que le entregan la corona de Israel, lanzará las palabras que cierran la ópera “He perdido todo lo que amo//para mí todo está perdido”.

La dosis de Brokeback mountain avant la lettre queda explicada por la finalidad para la que estuvo destinada esta obra que Charpentier concibió a partir de un libreto del sacerdote François de Paule Bretonneau, y no era otra que la celebración de unas fiestas en 1688 en el colegio jesuíta Louis-le-Grand de París, con un reparto masculino en su totalidad, integrado por estudiantes del centro.

Este fue el primer problema filológico a resolver antes de acometer el montaje por Christie que, si en ocasiones anteriores recurrió como Jonathas a un contratenor –incluida la grabación, donde contó para el rol con Gérard Lesne–, ahora ha preferido la preciosa voz de una soprano (la portuguesa Ana Quintans), para delimitar mejor los planos en la réplica a David, encomendado al tenor Pascal Charbonneau, forjado en la cantera de la Academia Europea de la Música encuadrada en el Festival de Aix. Para el otro papel femenino, el de la pitonisa que vaticina las muertes de Saul y  su hijo, William Christie ha optado por ceñirse a las ideas iniciales, dejándolo acertadamente en manos del contratenor Dominique Visse.

El trabajo de conjunto, a pesar de los esfuerzos no siempre satisfactorios de Chaarbonneau, resultó memorable, sobresaliendo la labor compartida de los dos conjuntos fruto del trabajo de más de tres décadas de un perfeccionista como Christie: el coro y la orquesta de Les Arts Florissants. Desde el foso, al frente de esta última en calidad de creador y director titular, Christie extrajo de los instrumentos de época el sonido grande, casi sinfónico, que se requiere para  llenar un espacio al aire libre como el Archevêché, buque insignia del Festival.

David et Jonathas © Pascal Victor/Artcomart

 

 

 

 

 

 

 

 

Salir de la versión móvil