Doce Notas

Uri Cane: Twelve Caprices

Cuando un concepto como el desarrollado en el disco “Twelve Caprices”, en el que se tiende un puente entre la estructura musical compuesta para un cuarteto de cuerda y la improvisación sobre ésta funciona de una forma tan brillante y ágil no importan las clasificaciones, funciona como un reloj y punto.

Uri Cane, desde sus comienzos netamente jazzísticas en los 80 se ha acercado cada vez más al “universo clásico” a través de grandes reinterpretaciones de las obras de compositores como Mahler, Bach, Wagner, Beethoven, Mozart…le faltaba tocar el palo del serialismo –trabaja más en la época postimpresionista y comienzos de la disolución tonal– pero ha preferido trabajar él directamente sobre estos conceptos y así poder improvisar sobre las piezas con más libertad si cabe en el propio proceso de grabación, lo que le da una fuerza especial a esta grabación, casi de grabación en directo.

Virtuosismo propio de Paganini por parte del Cuarteto Arditti y afirmación del uso de la improvisación en contextos musicales no jazzísticos por parte de Uri, a quien hemos tenido entre nosotros hace unas semanas. Se ha ocupado de Antonio de Cabezón en Burgos y en Valladolid pilotó, con su nave en forma de piano, una expedición de 120 aficionados al jazz por los jardines del piano desde Mozart hasta Cecil Taylor.

Un disco magnífico, ejemplar, poliédrico, que admite gran cantidad de escuchas en las que descubres aspectos y matices nuevos en cada una de ellas.

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