El pasado 10 de abril entraba en vigor el Real Decreto 303/2010, de 15 de marzo, por el que se establecen los requisitos mínimos de los centros que impartan enseñanzas artísticas reguladas en la ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. En el artículo 16 de este Real Decreto se establecen las exigencias para acreditar la formación pedagógica y didáctica requerida para impartir docencia en la enseñanza artística profesional. Esta exigencia se concreta en el título de postgrado “máster” como requisito añadido a la formación inicial del docente, para permitirle ejercer en EP.
El requisito del máster a que alude este decreto es una novedad que surge del desarrollo del modelo del EEES, que tiene que ser acompañado por los requisitos correspondientes para ejercer docencia en la Enseñanza Superior, pendiente aún de desarrollo normativo.
Los estudios superiores artísticos, sobre todo en música y danza, siempre se han considerado muy largos de duración porque no puede ser de otra manera, pero a partir de ahora se le añaden más años para ejercer docencia, respecto de lo que hasta ahora se requería. Lo cual puede tener un efecto disuasorio en los futuros estudiantes. Y también puede perjudicar a los centros de Enseñanza Profesional, sobre todo los privados.
Pero también puede tener un aspecto positivo en el desarrollo del alumnado y de los profesores, que, en su mayoría, tienen la docencia como actividad profesional. Sin duda la investigación en este ámbito concreto de la enseñanza va a cobrar importancia y va a producir mejoras para alumnado y profesorado.
La duda está en cómo se aplicará esta normativa, habida cuenta de que se trata de un campo novedoso y sin tradición específica. Tanto los Centros Superiores como las Universidades tienen ahora la palabra y empezar a conformar una oferta formativa que permita satisfacer tanto las necesidades del mercado como las garantías de calidad y adecuación que la administración establezca. Algunos, previsoramente, han empezado ya a hacer proyectos para responder a este reto.