Escrito cuando el compositor rondaba la treintena de años y componía obras como el Prélude à l’après-midi d’un faune o la ópera Pélleas et Mélisande, esta obra lleva, casi sarcásticamente, número de opus, algo que no hacía nunca. Quizá quiso indicar que escribiría más, pero ha quedado como pieza única. Pese a que su estreno, realizado en 1893 por el Cuarteto Ysaye, tuvo una buena cobertura editorial, la historia de su edición es tormentosa y la edición crítica se agradece.