No se trata, no obstante de ejercicios escalísticos fríos, son estudios musicales a modo de piezas. Con ello, su valor no sólo es interesante para los dedos, también tienen una inestimable importancia en la formación del oído y, por supuesto, en la musicalidad. Herederos en alguna medida de los célebres Mikrokosmos, de Bartók, aunque mucho más sencillos y básicos, estos Estudios de Intervalos forman parte del trabajo que un pianista no debe nunca subestimar, ya que le proporciona una buena arquitectura de la función musical.
