Ciertamente ellas crean, han creado y crearán, por más que su labor sea olvidada en la programación del festival (no ocurrió así hace un par de años, cuando se incluyó, modestamente, un concierto de compositoras contemporáneas). En el terreno de la música culta, clásica o como se la quiera llamar, existe una clara distinción entre interpretación y creación. La interpretación tiene una dimensión creativa, sí, pero es inherente al hecho de interpretar, que lo diferencia de la mera reproducción.
En la programación de éste año veo intérpretes femeninas, muchas de ellas tan conocidas que no parece que su presencia suponga una «visibilización» que pueda reivindicarse. Ellas interpretan, como casi siempre, música de creadores hombres: Vivaldi, Schubert, Monteverdi… ¡ah! en un recóndito lugar están Barbara Strozzi y Lucilla Graleazzi (?)… ya se ve que ellas crean.
Parece que no tenemos (ni hemos tenido) compositoras en España. También parece que no tenemos otra cultura autóctona de la que presumir que no sea el flamenco y las cantautoras. Ni siquiera nuestras intérpretes deben estar muy contentas, en tiempos de crisis, ¿qué porcentaje de los cachés van a manos extranjeras? ¿Es esta la mejor manera de hacer feminismo, o de hacer patria?
Jacobo Durán-Loriga