Lo que, además, asegura una buena aproximación a la estética contemporánea. Ledeuil aclara, al principio, que uno de sus objetivos es “enseñar música desde el punto de vista de la ‘escucha-creatividad”. Bien ilustrado, con el ya inevitable CD de sonido y con permanentes consejos al principiante, este cuaderno no abandona nunca al joven flautista. Añadamos, que no es poco, que este método (como todos los de la Editorial Leduc), tiene traducción española.