Uno de ellos, encuadernado en tapas duras con 200 páginas, contiene textos donde se trata de los instrumentos antiguos según épocas y estilos musicales. Son textos con información de buen nivel científico hábilmente sintetizada y, de resultas, muy útiles para conocer la historia y las particularidades sonoras de cada familia instrumental. Vienen acompañados de una interesante iconografía de fuentes artísticas y de fotos de instrumentos reales, estos últimos, procedentes del MIM (Musée des instruments de musique, de Bruselas).
En el otro lateral del estuche hay un álbum que contiene 8 cds con ejemplos musicales de distintas épocas y estilos. Cada cd tiene diversos apartados: CD I Edad Media (Cantigas de Santa María, Trovadores y troveros, Los comienzos de la polifonía, La época de la guerra de los Cien Años); CD II Renacimiento (Danza y Ballets); CD III Renacimiento (fantasías y ricercare, chansons y madrigales, música de iglesia, variaciones); CD IV El arte de la variación, El tiempo de Claudio Monteverdi, Pájaros y flautas; CDV El siglo de Luis XIV, La Alemania luterana; CD VI La época de Johann Sebastian Bach, Los hijos de Johann Sebastian Bach; CD VII Estilo concertante, Los tiempos de Louis XIV, París en la época de los Concert spirituel; y CD VIII Clasicismo.
Merece la pena comentar el estuche porque contiene alusiones artísticas interesantes en su diseño. Por una parte, el conjunto del estuche, tanto en las portadas exteriores como interiores, está decorado con fragmentos del cuadro de Jan Brueghel de Velours El sentido del Oido (Museo Nacional del Prado), enlazando así en la iconografía con el álbum de 1995 sobre los instrumentos del renacimiento, cuya portada ofrece el mismo cuadro. Brueghel, pintor en Bruselas al servicio de los archiduques, a quien dedica esta obra, propone en esta alegoría un auténtico repertorio de elementos sonoros y no sólo musicales (relojes, instrumentos de llamadas…).
Este tema iconográfico enlaza con el amplio espectro de audiciones de instrumentos y música que pretenden también los editores en los ocho cd’s (“Nuestro punto de partida no es otro que la evocación de las llamadas de olifante del caballero Roland en Roncesvalles”, se dice en la p. 176 del libro de texto, en el escueto epígrafe de 10 líneas titulado “Les illustrations musicales”, casi única explicación sobre los criterios de la edición).
Por otra parte, el estuche que se abre en dos secciones rememora el famoso órgano-biblia del MIM. Un ingenioso instrumento del siglo XVI en formato cantoral grande que se abre en dos mitades y, abierto, resulta un práctico órgano regal (que no necesita fuelles ni tubos). Este instrumento se puede ver en la Guide du Visiteur del MIM (Bruselas, 2000, p. 165), guía editada tras la nueva instalación del museo en un soberbio edificio modernista en el centro de Bruselas (cuya visita es altamente recomendable para viajeros con intereses musicales).
Cabe señalar que se echa en falta una introducción en la que se explique al lector el contenido de este bello estuche.En el mismo sentido, también debería señalarse que está dedicado en exclusiva a los instrumentos de la música occidental, pues aunque la decoración y el propio título sean e locuentes por sí mismos, el mero hecho de mencionar este aspecto recoloca en el mensaje a los instrumentos de otras épocas y culturas que simplemente no se tratan en esta obra porque el objetivo buscado es otro.
En cuanto al interés práctico, hay que destacar que, tanto los dos álbumes anteriores como este estuche, constituyen una herramienta de gran utilidad, tanto para docentes como para aficionados a la música antigua ya que informan con claridad y concisión sobre cuestiones históricas, de morfología y uso de los instrumentos de la cultura occidental anteriores al romanticismo.