Dicen que la música es el alimento del alma y, al menos en Gijón, casi 700 almas están bien alimentadas. En 1986, el Conservatorio de Música de Gijón nacía en las dependencias del colegio del Piles. Un año después, se trasladaba al antiguo cuartel de El Coto hasta que en 2007 ocupaba cinco plantas en el complejo de la Universidad Laboral. “Empezamos con una plantilla de cinco profesores y, al principio, no teníamos más que lenguaje musical, piano, violín y guitarra”, cuenta Julia Álvarez, que lleva como profesora del centro desde 1989 y que se hizo cargo de la dirección en 2004, tomando el relevo de Carmen Rodríguez Llana…
Ampliar la noticia en www.lavozdeasturias.es