
Ph. Lerreweghe (Foto: E. Larradiyeau)
El programa general consta de cuatro títulos del protagonista, Brahms, el Requiem alemán, las Sinfonías 4 y 2, por orden de aparición en el ciclo, y el Concierto para piano nº 1, que tocará Elisabeth Leonskaja en el programa de los de Bremen. El primer programa (Herreweghe, 24 de marzo), suma al imponente Requiem brahmsiano el poema sinfónico Totenfeier, de Gustav Mahler. La segunda cita (29 de abril) junta el popularísimo Concierto para piano nº 1, de Chaikovsky, a la 4ª del hamburgués. Al piano, el magnético Anatol Ugorski. El tercer concierto, todo Brahms, hará sonar la Segunda y el Concierto para piano (21 de mayo). Y, para concluir el ciclo, Brahms deja su puesto a Schubert, del que se programan sus sinfonías 7 y 9 “La Grande” (2 de junio).
Al margen de la innegable calidad y atractivo de un programa clásico por excelencia, y del buen cuidado diseño de los intérpretes, el aspecto más reseñable de este ciclo es su entrada en concurrencia con los grandes programas, públicos y privados, que ya pueblan el denso panorama del Auditorio Nacional de Madrid. No es un asunto menor desde que el Ministerio de Cultura ha realizado una apuesta importante para que el coso madrileño adquiera identidad propia. Pero, ya se sabe, a más competencia, más posibilidades para el aficionado.