Tanto Maldoom como Rattle aparecen con un compromiso y una seriedad en el proyecto que produce mucha envidia: el coreográfo poniendo toda su sabiduría acumulada en la educación, el director británico provisto de todo su amor por la música y su maravilloso empuje para hacer colaborar a los músicos en algo fuera de lo común. La excusa musical se revela una pieza tan rompedora como atractiva para los jóvenes. El único pero a la película, emocionante y de excelente factura, es que termina justo cuando queremos ver los resultados de semanas de trabajo, en la representación de la obra. Por suerte, la «edición coleccionista» viene con dos discos, y en los “extras” se encuentran, completas, tanto la actuación de la orquesta –con sonido magistral– como la filmación de la danza ejecutada por los chavales.
¡ESTO ES RITMO!
