Así hablaba la hija de Schoenberg de su padre, en el diario La Vanguardia: “Tengo 74 años. Mi padre fue tan feliz en Barcelona que cuando nací, aquí, me puso Nuria. Soy viuda del músico Luigi Nono y tengo dos hijas. Schoenberg no fue un santo, gracias a Dios, pero su ética del trabajo inspira mi vida, y también su método para fregar los platos. La música de mi padre no es difícil: no trate de entenderla, siéntala”. En un artículo publicado en el nº 56 de Doce Notas, comenté: “Schoenberg deja atónitos a los miembros del círculo barcelonés de intelectuales y su estancia catalana es el punto de partida para el conocimiento y amistad con Gerhard. Así, Homs se convertirá en el único discípulo del maestro”.