Ha formado parte, como violagambista, de conjuntos señeros como el Hesperion XXI, Al Ayre Español y la Orquesta Barroca de Sevilla.
Junto al clavecinista madrileño Alberto Martínez Molina se ocupa del saber del “músico poeta” Johann Sebastian Bach, que diría el Premio Nobel Albert Schweitzer. A Martínez Molina le formaron musicalmente en la Guildhall School londinense bajo la tutela de David Roblou y en Ámsterdam se ocupó de él Richard Egarr.
El complejo, y muchas veces endiablado, lenguaje de J.S. Bach queda resuelto de manera dialogada, sin atropellos, pausadamente por estos jóvenes barroquistas.
La BWV 1029 no deja de ser un acto de reinvención de sí mismo, ya que inicialmente se componía por dos flautas traveseras y un bajo continuo. El violagambista de la corte, Christian Ferdinand Abel, y el propio príncipe Leopold quedarían maravillados. Las BWV 1027 y 1028 pertenecen al estilo italiano que Corelli desarrolló tiempo atrás y que, en manos de Bach, suenan con un marcado nivel contrapuntístico. Bravo por la juventud y el talento de ambos instrumentistas.