Doce Notas

Violines rusos hechos en Madrid

lutheria  Violines rusos hechos en Madrid

Yuri Pochekin se vino a vivir con nosotros hace nueve años. Desde su refugio-taller en la sierra, es un constructor especializado en violines, violas y violoncellos que empezó su actividad como luthier allá por los años sesenta. Contaba poco más de quince años y ya era un violinista con una incipiente carrera, que realizó estudios en la Academia Rusa de Música Gnésin de Moscú. En contra de la norma habitual en el negocio de la luthería (su padre era ingeniero), él desechó la interpretación para dedicarse a la construcción de instrumentos.

Habiendo ganado el primer y segundo premios en el IV Concurso Nacional de Luthieres de la URSS, el Ministerio de Cultura le concedió una beca con la que pudo marcharse a Cremona (Italia) y perfeccionar su arte con maestros como Franceso Bissalotti, Giobata Morassi y, más tarde, Pchemisl Schpidlen en Praga.

Su hermano, que era profesor en Barcelona, lo alentó a venirse a España. Sus dos hijos, Ivan y Mikhail se dedican al violín como intérpretes y, por supuesto, utilizan los instrumentos hechos por el padre. Al mismo tiempo, están aprendiendo el arte de la fabricación. En Becerril de la Sierra tiene la calma y la soledad que busca un artesano que necesita hacer sonar la madera.

Pasan de dos centenares los instrumentos que han salido de su taller y muchos músicos rusos confían a Pochekin la reparación y mantenimiento de sus niños mimados. Él dice que no es capaz de elegir uno, ni tres de sus trabajos, como el mejor. “Pasa igual con con los hijos, es difícil decir cuál es mejor”. Aunque, “cada instrumento que termino es siempre el mejor hecho. Pero todos necesitan de tiempo para crecer y ser buenos instrumentos”. Es miembro de la Asociación de Luthieres en España (AELAP) y de la Asociación Europea de Luthieres y opina, como otros en el sector, que una feria de luthería (al igual que las de Italia o Estados Unidos) sería de gran utilidad para el público.

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