Para ganarse la vida, Lehmberg se dedicó a la interpretación y a la composición de música para cine y teatro, terreno en el que alcanzó cierta popularidad. Sin embargo, cuenta con al menos una docena de obras orquestales de concierto. Las que se recogen en este disco responden a un patrón común en su época: la inspiración española identificada con algunos tópicos andalucistas. Incluso la Sinfonía para la festividad de Santa Cecilia, empeño de Lehmberg antes de morir, deja traslucir estos dejes en su último movimiento, contrastando con los tres anteriores inspirados en el modelo brahmsiano. Se trata, en suma, de un rescate necesario que se coloca como una pieza más en el rompecabezas musicológico de la España del siglo XX.