El Oficio de Difuntos de Fajer está escrito para ocho voces con violines, flautas, trompas y bajo continuo, y es música que se caracteriza por su sencillez armónica y claridad formal, al servicio de los textos litúrgicos para los que fue concebida. La reconstrucción aquí grabada incluye antífonas y responsorios gregorianos extraídos de un Prontuario de finales del XVIII, en consonancia con los que el autor pudo conocer y manejar, según las explicaciones que ofrece Juan Carlos Asensio, director del mejor conjunto español de canto llano, Schola Antiqua. Espléndida, como siempre, la aportación de estos, así como la de los solventes miembros de La Grande Chapelle, tanto el elenco vocal como el instrumental, liderados por Albert Recasens. Nos encontramos, así pues, ante música de agradable escucha abordada con rigor musicológico e interpretativo, y cuya audición puede (y debe) ser acompañada por la lectura de los interesantes textos que se acompañan.