
El coreógrafo británico Russell Maliphant convierte el espectáculo de la pintura del artista estadounidense abstracto Jackson Pollock en un espectáculo de baile que recoge la energía, la fuerza física y la plasticidad de uno de los creadores más importantes del siglo XX. Vortex, la obra que Maliphant concibió y estrenó hace dos años en Inglaterra con su propia compañía, se exhibe en su presentación en España en Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid del 9 al 11 de enero.
Es la tercera pieza de una trilogía que Maliphant acometió en 2009 con Afterligth, a partir del baile de Nijinski, y siguió con The Rodin Project, de 2012, inspirado en las esculturas del artista francés August Rodin.
Encargada por la prestigiosa compañía británica Sadler’s Wells, donde se graduó y trabajo Maliphant, Vortex no es una pieza biográfica que aborde aspectos de la vida del artista americano, sino que intenta capturar su energía, su pintura, el modo físico en que creaba sobre el suelo, arrojando la materia líquida de sus obras sobre enormes lienzos.
En palabras de Maliphant: “No quería hacer una pieza que tratara literalmente sobre Pollock, que dijera que esta es su vida” sino extraer de ella y del artista “la gravedad, la forma, lo físico”.
El coreógrafo británico recopiló información, películas, retratos de Pollock, esas imágenes populares que lo muestran de pie sobre el lienzo mientras salpica y gotea pintura en su momento de esplendor durante años 40 y 1956, cuando murió en un accidente de coche, plenamente sumergido en la denominada action painting. Esta denominación fue acuñada por el crítico de arte Harold Rosenberg en 1952 aludiendo a artistas que pintaban con gestos terminantes (pintadas amplias, goteo de la pintura, salpicaduras sobre el cuadro).
«Siempre me ha encantado la obra de Pollock por su naturaleza expresionista abstracta», dice Maliphant. «Hay una fluidez y una energía que a veces parece figurativa. Empecé a preguntarme qué creaba la dinámica entre las partes de la pintura».
A imitación del procedimiento pictórico del creador estadounidense, el coreógrafo británico quiso reproducir en su pieza la idea del goteo desde lo alto del escenario. Desechada la pintura y el agua, experimentó con arroz, coco desecado y quinoa antes de decidirse por la arena. El resultado es sorprendente: «Es como pintar el espacio”. Algo que ejecutan los cinco bailarines de la Russell Maliphant Dance Company que componen el elenco de Vortex.
Trayectoria
Russell Maliphant fundó su compañía en 1996 para que creara producciones con artistas y colaboradores, y trabajar con su propio conjunto de bailarines. Desde entonces, la compañía ha recibido dos premios Olivier, tres premios South Bank Show y cuatro premios nacionales de danza del Círculo de Críticos a la mejor coreografía moderna, entre muchos otros premios y nominaciones nacionales e internacionales.
Maliphant se formó en la Royal Ballet School y se graduó en el Sadler’s Wells Royal Ballet, donde trabajó durante siete años antes de abandonarlo para dedicarse a la danza independiente. También ha trabajado con compañías y artistas de renombre como Sylvie Guillem, Robert Lepage, Isaac Julien, el BalletBoyz, el English National Ballet, el Bayerisches Staatsballett y el Ballet de la Ópera de Lyon.
El trabajo de Russell Maliphant explora la relación entre el movimiento, la luz y la música. Entre sus espectáculos se encuentran títulos como Sheer (Premio Time Out Live), Broken Fall (Premio Olivier y Premio del Círculo Nacional de la Crítica), PUSH (junto a Sylvie Guillem, Premio South Bank Show y Premio Olivier); Eonnagata (junto a Robert Lepage y Sylvie Guillem), Fallen (Premio del Círculo Nacional de la Crítica) y Second Breath (pieza para el English National Ballet en conmemoración del aniversario de la Primera Guerra Mundial).
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