
Le ruego al lector que realice el siguiente ejercicio: la próxima vez que se acerque a una librería, pase por la sección de libros infantiles y busque algún texto sobre ilusiones. Mi apuesta es que no va a tener ningún problema para encontrar algún ejemplar bien encuadernado y atractivo sobre ilusiones visuales con ejemplos clásicos e impresionantes (ilusión de Ponzo, el cuadrado de Kanizsa, la ilusión de Ebbinghaus, etc.). ¿Qué tienen en común todas estas ilusiones? Además de ser exclusivamente visuales, son estáticas.
Dado que un libro es eminentemente estático, esta observación resulta particularmente obvia. No obstante, desde que los libros pueden contener contenidos informáticos (p. ej., los antiguos CD) o están vinculados a páginas web donde hay material suplementario, la amplitud de ilusiones a las que podemos acceder se ha incrementado, ya que el ordenador nos permite utilizar también el movimiento. Y así podemos disfrutar de ilusiones visuales de movimiento (p. ej., la ilusión del cazador de lilas o la organización jerárquica del movimiento).
Estos ejemplos podrían hacernos pensar que las ilusiones sólo se producen en la modalidad visual y que no existen en otras modalidades (auditiva, táctil, etc.). No es cierto. Las ilusiones se producen en cualquier modalidad perceptiva, pero es obvio que trabajar en modalidades no visuales exige, o bien, un instrumental que no está al alcance de todos, o conocimientos que tampoco son comunes. De esta forma, y a diferencia de las pantallas de ordenador, que pueden presentar estímulos visuales y casi todos tenemos en nuestros domicilios, no existen actuadores mecánicos generalizados (excepto en laboratorios especializados) que puedan estimular nuestros receptores cutáneos para inducir ilusiones táctiles. Con las ilusiones musicales sucede algo parecido: para reconocer que nos encontramos ante una ilusión, suele ser necesario tener algunos conocimientos, aunque sean mínimos, de música. Por ello, no son muchas las personas que conocen estas ilusiones musicales. Nuestro objetivo aquí es mostrar su existencia e incitar al lector a profundizar en ellas, aprovechando los recursos disponibles en la red.
Ilusiones
Pero antes de nada, ¿qué son las ilusiones? De forma sucinta, una ilusión se produce cuando la percepción de un atributo sensorial (p. ej., forma, tamaño, altura tonal, etc.) no coincide con el atributo objetivo del objeto que produjo la percepción. Si percibo que dos líneas son diferentes, pero, según lo compruebo con una regla graduada, son objetivamente iguales, entonces estoy sufriendo una ilusión de longitud. No puedo negar mi percepción (claramente “veo” dos líneas de distinta longitud), pero “sé” que son realmente idénticas porque lo compruebo con medios objetivos (una regla). Esta falta de ajuste entre atributos del objeto y atributos del precepto es una ilusión.
Las ilusiones ponen en cuestión un supuesto muy frecuente y querido entre las personas: lo que yo percibo es idéntico a la realidad externa que ha producido mi percepción. Claramente, no es así. Al menos, no en las ilusiones.
Esto también puede llevarnos a pensar que las ilusiones son fenómenos curiosos e intrigantes, pero excepcionales y poco más que pasatiempos lúdicos. Si exceptuamos las condiciones en las que sabemos que se producen, podemos conducirnos como si en la vida real no tuviesen ninguna relevancia. Realmente los fenómenos ilusorios son poco frecuentes en la vida real porque nuestra percepción ha evolucionado para permitirnos adaptarnos y sobrevivir en nuestros nichos ecológicos particulares (aéreo, marino, etc.). Si percibiese incorrectamente la distancia entre el coche que conduzco y el que me precede, esto podría tener consecuencias fatales para mí. Los mecanismos perceptivos han evolucionado para evitar, en la medida de lo posible, esas situaciones. Pero esto no significa que sean fenómenos intrascendentes. Todo lo contrario. Son verdaderas ventanas que nos informan sobre cómo funciona nuestra percepción (de la longitud, del color o de la altura tonal) y de cuyo estudio podemos inferir aspectos del procesamiento perceptivo que están totalmente ausentes de la consciencia.
Ilusiones musicales
Como hemos indicado previamente, las ilusiones musicales no suelen ser objeto de textos infantiles ni llamativos, ya que exigen ciertos conocimientos previos. No obstante, una vez que se las conoce, tienen el mismo poder de asombrarnos que las ilusiones visuales más impactantes. Personalmente, siempre recordaré el asombro que me produjo ver movimiento en figuras impresas en papel y, por lo tanto, objetivamente estáticas (el efecto oiré o la impresión lenticular).
Por ello, escribo este breve texto. Para informar al público interesado en música sobre la existencia de estas ilusiones musicales, que puedan maravillarse con el esfuerzo organizativo que nuestro sistema auditivo ejerce sobre el sonido que recibe, y sobre dónde encontrar demostraciones y explicaciones de ellas.
La página principal a la que dirigirse es la de Diana Deutsch, una investigadora que se ha dedicado intensamente a estos temas. En uno de los primeros artículos de difusión (Deutsch, 1975) se presentó y explicó la ilusión de los dos tonos, entre otras, comparándola siempre con ilusiones semejantes en la visión y desde una perspectiva gestáltica. En esta página encontrará el lector la ilusión de la octava, la ilusión de la escala, la ilusión cromática o la paradoja del tritono, entre otras. Además de poder oírlas, podrá también encontrar su explicación (algo importante porque, a diferencia de las ilusiones visuales, solo escuchar la ilusión no es suficiente para saber qué aspecto del estímulo no encuentra correspondencia con lo que estamos oyendo).
La diversidad de ramificaciones de estos trabajos es enorme. Así, Deutsch (2019) nos mostró más recientemente la relación entre estas ilusiones musicales y el lenguaje (Deutsch, 2019), otros autores indagan las bases neuronales de las ilusiones (valga como ejemplo Ioannou et al., 2015), y otros, en un aspecto más aplicado, nos muestran cómo se utilizan estas ilusiones para crear efectos sonoros en música o películas[1]. En España, el Máster en Psicología de la Música de la UNED nos adentra en estos y otros fenómenos que conjugan música y psicología, abordando tanto las bases teóricas y empíricas de la investigación como la salud mental de las personas que trabajan en este ámbito[2].
Por José Manuel Reales. Profesor Titular de Universidad en el Departamento de Metodología de las Ciencias del Comportamiento y Codirector del Máster de Psicología y Música (UNED).
Bibliografía
Deutsch, D. (1975). Musical Illusions. Scientific American, 233, 4 (Octubre), 92-105
Deutsch, D. (2019). Musical illusions and phantom words: How music and speech unlock mysteries of the brain. Oxford University Press.
Ioannou, C.I., Pereda, E., Lindsen, J.P., & Bhattacharya, J. (2015). Electrical brain responses to an auditory illusion and the impact of musical expertise. PLoS ONE, 10(6), e0129486.
[1] www.perfectcircuit.com
[2] https://formacionpermanente.uned.es
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